Salvador Castell-González
Estamos cerca del Día Mundial de la Tierra, una celebración con más de 50 años de historia y que fue remarcada por la presentación de la “Carta de la Tierra” durante una de tantas cumbres mundiales.
Este día es especialmente importante porque nos invita a reflexionar del porque debemos cuidar nuestro planeta desde el corazón, algo emocional y personal. La carta de la tierra nos invita a ser una sociedad global justa y sostenible, en una cultura de paz. Busca inspirar a los pueblos y sociedades globales a entender la responsabilidad compartida que tenemos todos de cuidar el planeta.
Hemos hablado ya de la salud única que postula justo este sentimiento desde un enfoque científico, que lo que pasa aquí afecta a todo el globo, lo mismo es para cualquier acción que se realice del otro lado del planeta, es un sólo gran ecosistema en el que vivimos.
Retomando, la carta de la tierra es una invitación a apropiarnos de manera voluntaria a formas de vivir más sostenibles, un desarrollo humano en equilibrio y con respeto de las comunidades, y no sólo las humanes, comunidades en general, incluyendo la vida silvestre y toda manifestación de la naturaleza.
El Día de la Tierra nos recuerda que el derecho a la sustentabilidad es una realidad y que debemos ser sociedades más justas, pero no entendamos esto como un término de justicia, de leyes, es más bien un término de usar lo que necesitamos y dejar que todas las personas accedan de la misma manera a la satisfacción de sus necesidades, pero las necesidades reales, no las creadas ni las hiperconsumistas.
La carta de la tierra plantea un nuevo enfoque legal que poco a poco ha ido cambiando, de los acuerdos olvidados de Estocolmo a lo que hoy vemos manifestado con el derecho a un medio ambiente sin riesgos, limpio, saludable y sostenible. La carta de la tierra es el antecedente a lo que hoy en muchos países empieza a ser conocido como los derechos de la naturaleza.
Hay que entender bien que son los derechos de la naturaleza a ser protegida por el hecho de existir, no es el derecho que nosotros tenemos sobre la naturaleza.
Este cambio de paradigma del derecho ambiental al derecho de la naturaleza significa un total brinco en la evolución de la protección de nuestro planeta, el derecho a la ciudad, el derecho a la sustentabilidad, los derechos ecológicos en general que hoy más que nunca entendemos por tantos cambios que observamos que los derechos de las personas están ligados a los derechos planetarios.
La carta de la tierra es una iniciativa global emanada desde las sociedades y promovida por las sociedades en una rica mezcla de culturas todas con un mismo objetivo, el salvaguardar a la madre tierra.
Nosotros, en Va por la Tierra, impulsamos los derechos de la naturaleza, un movimiento global que poco a poco toma más fuerza y necesita que las sociedades se transformen, se reinventen y se integren al gran ecosistema planetario. Somos parte de la naturaleza y no es la naturaleza la que nos pertenece.