En este local de comida se preservan las recetas familiares, las cuales datan del siglo pasado, manteniendo el sabor de una generación, y ofreciendo mole, pambazos, enchiladas, tacos, entre otros
Un lugar especial para degustar de los tacos de canasta y una amplia variedad de chilanguerías, que incluyen pambazos, enchiladas, chilaquiles y una amplia variedad de antojitos del centro del país, es la “Canasta del Abuelo”, donde atienden con mucha amabilidad y esmero Yatzaret Castillo y su hijo París Fernández.
De visita en el local ubicado en la Avenida Itzaes por 29, a un costado del Hotel Mody, observamos en el aparador un camioncito de madera que nos platicó Yatzaret fue construido por su abuelito don Antonio junto con su padre, don David, por lo que representa tener siempre presente su recuerdo.
“Don Antonio llegó de España a principios del siglo pasado, era la época de la Revolución Mexicana y nos platicaba que jugaba con casquillos, y luego que vio en la Guerra Cristera como amarraban a los santos y los arrastraban”, destacó nuestra anfitriona, quien recordó que su abuelo se casó con Evangelina, una joven oaxaqueña, que se distinguió por su buena mano para la cocina.
“Tuvieron nueve hijos, y a todas las mujeres y a mi papá, que era el más pegado a la abuela Evangelina, les enseñaron con detalle la manera de preparar las recetas de familia, que seguimos preservando al pie de la letra”, comentó Yatzaret, y recordó que su padre, a la fecha, tiene que checar que lo que se prepara sea como debe ser o no autoriza su venta.
“Es una tradición de la familia Castillo, que es originaria del estado de México, conservar las recetas y compartirlas a las siguientes generaciones”, explicó París, quien destacó que junto con su madre estaban dedicados a la actividad teatral, y que fue a partir de la pandemia, cuando le hicieron un importante recorte salarial en la escuela en la que su madre impartía clases, que decidieron dedicarse de lleno a la gastronomía.
De manera burlona, alguien le dijo a la maestra que o aceptaba lo que le pagaban o se pusiera a vender tacos… y le tomó la palabra, unos días después adaptó la cajuela de su auto para poner un letrero, que aún conserva en su local, y recorrer las colonias de la ciudad ofreciendo su sabroso producto.
Además del letrero, que significa mucho para los Castillo, en su local que abrieron hace unos meses, se conserva una cazuela que es herencia de familia, de más de medio siglo de existencia en la que sólo se prepara frijol, y un molcajete que perteneció al padre y abuelo de Yatzaret y París, respectivamente.
“No son sólo objetos decorativos, son una manera de recordar el compromiso que tenemos de mantener el sabor original de cada uno de los antojitos que ofrecemos, como se consumían en casa”, recalcó Paris, quien en el teatro es el ingeniero de iluminación y, en el local, el encargado de la plancha en la que se doran los pambazos, las flautas y los taquitos que vaya que están muy sabrosos, especialmente los de chicharrón prensado.
“En mi familia se cocina con gusto, por cariño, para apapapachar a la clientela”, dijo orgulloso París, quien junto con su mamá atendieron y convivieron con don Wilbert Pereira y su esposa la señora Guadalupe Chan, que llegaron a consultar a la clínica ubicada frente al restaurante y antes de retornar a casa junto con su sobrino Aarón Segura pasaron a disfrutar de unas enchiladas de mole.
Son un total de 24 los guisos que se preparan a lo largo de la semana, que incluyen las puntas de cerdo en chile morita, adobo de puerco, tinga de pollo, mole verde o poblano y champiñones a la mexicana que pueden servirse en tacos al comal o en cazuelitas acompañadas con frijolitos de la casa, por cierto, creación de París.
La Canasta del Abuelo abre desde las ocho de la mañana hasta las diez de la noche, de martes a viernes y los sábados hasta las dos de la tarde. Aceptan pedidos al whatsApp 9996 030236.
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Texto y fotos: Manuel Pool