René Emir Buenfil Viera
psicrenebuenfil@gmail.com
Nuestra mamá y papá nos enseñan a comportarnos de cierta manera, y cuando somos mamás y papás tendemos a usar estas costumbres de casa como ejemplo o contraejemplo: quiero que mis hijas, hijes, hijos tengan una educación y una niñez o adolescencia tan bonita como yo la tuve, o estoy haciendo todo lo posible para no parecerme a mi mamá o papá sino todo lo contrario, no quiero que mis hijas, hijes, hijos vivan lo que yo viví, quiero romper el ciclo del trauma generacional: la violencia acaba en mí, o quizá quiero tomar algunas cosas, y abandonar otras.
Educar desde la no violencia, desde la cultura de la paz y la crianza respetuosa son principios que se dicen fáciles pero necesitan de comunicación constante, trabajo personal para deshacerse de muchas telarañas mentales en torno a lo que es mejor para nuestras hijas, hijes, hijos y respeto a su libre expresión, entendiendo que no están en este mundo para servirme o mantenerme o como extensiones mías o para cumplir los sueños que yo no pude cumplir sino para ser quienes son, y mi responsabilidad es apoyarles sin dejar que mis miedos y conflictos les limiten para que puedan volar y sean personas confiadas y seguras. Como mamás y papás deshacernos de nuestros clasismos, racismos, LGBTIQAfobias y gordofobias para no educar desde la discriminación es un paso importante del que quizá nuestras mamás y papás no estaban conscientes, pero en nuestra realidad se hace un paso necesario que nos lleva a una responsabilidad afectiva entendiendo las consecuencias de nuestros discursos y la fuerza que tienen hoy en día la aceptación, la inclusión y el reconocimiento de que hay cosas que antes veíamos mal y marginábamos a ciertos grupos de personas lo cual no está bien.
Son esas heridas de la infancia las que nos llevan a tomar decisiones como mamás y papás: si en nuestra niñez hubo carencia queremos dar en abundancia, si nuestro padre fue muy estricto quizá como papá yo seré más flexible, si tuve una madre fría y distante como mamá querré ser cálida y atenta, lo cual no garantiza nada, sobre todo si con tal de no repetir patrones no logro ver lo que realmente necesitan mis hijas, hijes, hijos para desarrollarse sanamente, pues claramente tendrán otras personalidades y otras necesidades a las que yo tuve en su momento, sanar mis propias heridas y carencias de la infancia me llevará a tener relaciones asertivas, generativas y transformadoras como mamá o papá pero requiere de compromiso y dedicación a seguir mejorando como persona, para eso recuerda ver a tus hijas, hijes, hijos por lo que son hoy y relacionarte desde el aquí y el ahora. Sí, sé que siempre serán tus bebés pero están creciendo y requieren nuevas posturas de tu parte, que no quieras seguirles tratando como hace cinco años, incluso antes y después de la pandemia muchas personas cambiamos, usa tu capacidad de adaptación, y es importante tener en cuenta que sus habilidades sociales que tan importante es aprenderlas tuvieron un retroceso en pandemia y tal vez sea necesario priorizarlas ahora.
RENÉ EMIR BUENFIL VIERA
psicrenebuenfil@gmail.com