Ya pasó lo malo… ahora viene lo peor. Con esta frase mi abuelo bromeaba cuando las cosas se ponían difíciles y es que a él, nacido en 1888 (murió a los 105 años de edad), le tocó vivir el México de la Revolución armada de 1910 y el conflicto cristero de 1926 a 1929. Así y todo mantenía su sonrisa y se la pasaba silbando. Cualquiera que
lo escuchaba decía que era un hombre muy feliz… y sí, lo era, aunque había luchado en su momento con las armas en la mano. Bueno, pues ese hombre, quizá por esa misma circunstancia, veía las crisis como a las mareas o las corrientes de un río. Sabes que llegan, que pueden llevarte y no hay nada de qué asombrarse, sino más bien prepararse para avanzar aunque sea un paso, frente a ellas. Y en estas fechas me viene a la memoria porque cada
año, en enero no se acongojaba por las escaladas de precios que llegaban desde esa época. “Todo pasa, nosotros quedamos, lo importante es cómo nos arreglamos para quedarnos”. Sí, actualmente él estaría murmurando lo mismo, al escuchar las noticias. En México es ya sabido la crisis económica familiar de cada año, la llamada “cuesta de enero”, cuando entran en vigor alzas en bienes y servicios, para compensar las alzas salariales aprobadas en diciembre. Esto se agrava por la costumbre de gastar el aguinaldo y hasta endeudarse con los plásticos, movidos por la euforia de las fiestas decembrinas, el llamado maratón “Lupe-Reyes” de los mexicanos, que inicia con las fiestas del 12 de diciembre (por la Virgen de Guadalupe) y termina el 6 de enero, día de los Reyes Magos. En ese lapso los comercios están a reventar, las líneas de transporte hasta sacan corridas extraordinarias y los hoteles repuntan en su ocupación. “Hay dinero, hay que gastarlo en ese mes, piensan los clasemedieros y los de posición acomodada”; “no hay dinero, pero vamos a ver qué empeñamos para festejar”, dicen los menos afortunados, y en suma casi todos se subenal carro. Pero en ese ambiente de fiesta y de gastos, la violencia en el país sigue, y está llegando a Yucatán. A esto se suma que los ojos de diversos sectores mexicanos seguirán con interés el proceso de transición de gobierno en los Estados Unidos, por las implicaciones que conlleva, por ser el principal socio comercial del país, compartir 3 mil kilómetros de frontera, y por el efecto de rebote magnificado que se vive en México cuando ocurre unmovimiento económico en Estados Unidos. Para muestra un botón: a raíz del triunfo de Donald Trump,
la cotización del peso frente al dólar bajó, y llegó a los 20 pesos por cada billete verde. Eso ha influido en aumento de insumos y mercancías, incluyendo alimentos, pues mucha de la carne que se compra en los supermercados
y el forraje o vacunas requeridos por la ganadería y la avicultura son importados, se pagan en dólares. La única esperanza es que la cuesta de enero no se prolongue todo el año. Lamentablemente ya nos hemos acostumbrado tanto a ella que ajustamos y dejamos de consumir cosas y eso empeora la situación,empobreciendo cada vez a más a los ciudadanos. Y las cosas serán peores conforme se aproxime 2018, con una cuenta regresiva ya en marcha. Nos leemos en la próxima.
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