La cura para el mal electoral: una cerveza

En la última semana de clases, un profesor comenzó la clase diciendo que le había impresionado la cantidad de comentarios agresivos que las personas recibían en las redes sociales cuando mostraban abiertamente su apoyo, o rechazo, a un candidato.

Es muy distinto recibir opiniones contrarias a la tuya a recibir agresiones. Éstas no necesariamente tienen que ser con insultos, pueden ser comentarios hirientes que aluden a la persona y su condición como “eres un degenerado, se ve que necesitas terapia emocional, eres un mirrey fresa que no sabe lo que es la vida ve a *** a tu papi”, etc. y no responden contra argumentos u opiniones que aludan únicamente al comentario y no a su interlocutor.

En un artículo pasado, escribí de cómo no estamos acostumbrados a verificar la información que obtenemos en las conversaciones, conferencias, etc. y vamos recogiendo y guardando lo que se nos hace más coherente, para luego repetirlo. Esto forma una especie de teléfono descompuesto que perjudica el diálogo y el impacto positivo que éste pudiese tener. De esta manera se deteriora aún más el diálogo, compartiendo y defendiendo causas con información falsa, que por no verificarla, acabamos combatiendo a capa y espada una mentira.

El profesor concluyó: “En resumidas cuentas, les digo esto porque, realmente no vale la pena. No vale la pena perder amistades por comentarios así”.

Después de decir esto, nos puso un video de la marca de cervezas Heineken, que se hizo en Inglaterra durante el período del “Brexit”. En el video, muestran un experimento donde personas con opiniones opuestas en temas sensibles, complejos y polémicos, como el matrimonio homosexual, las personas transgénero, el aborto, etc. son invitadas a conversar. Ellos no saben que la otra persona opina en esos temas radicalmente lo opuesto y que ha atacado agresivamente a quienes piensan distinto. Después de estar sentadas en una conversación casual (lo que viene siendo un “Small talk”), les ponen unos videos donde salen, primero uno y luego otro, diciendo sus posturas sobre un tema específico. Después de eso, son invitados a conversar y discutir sus diferencias con una cerveza, o a retirarse.

El resultado es que todos se quedan y logran ver que su opinión y postura sobre los que piensan distintos a ellos es muy sesgada y está elaborada bajo prejuicios y estereotipos. Al final del diálogo hay muchos más puntos de encuentro que de desacuerdo. Lo único que tuvieron que hacer es abrir las puertas a un diálogo sincero, en persona y escuchando.

La intención de este artículo es ser una invitación a cuidar lo que escribimos, respondemos, compartimos y “likeamos” en las redes. La tecnología es muy buena y útil, pero no nos olvidemos que las personas que escriben esos comentarios son de carne y hueso, que lidian con problemas todos los días igual que nosotros, que tienen que trabajar, estudiar, comer, tienen relaciones buenas y malas, pérdidas y todas aquellas cosas que nos hacen ser humanos y, sobre todo, mexicanos.

Estas elecciones han dejado algo muy claro: hay mucho desencanto, mucho resentimiento y un hartazgo de la situación del país. Independientemente del lado en el que estemos parados, compartimos un mismo territorio y, en menos de un mes, estaremos dirigidos por el mismo presidente. Hay distintas opiniones sobre si esta brecha de desigualdad y resentimiento disminuirá si sube AMLO o si aumentará. La verdad, no lo sé. Lo que sí, es que las amistades que perdamos por no irnos a tomar una cerveza con ellos y dialogar nuestras diferencias, serán difícilmente recuperadas por ser tontamente perdidas.

De la misma manera, sostengo que respondiendo y publicando comentarios hirientes que no responden con argumentos y lo único que hacen es invalidar a la persona (invalidar a una persona para invalidar su argumento es una falacia muy común), generan resentimiento y aumentan una brecha que deberíamos estar trabajando por cerrar. Los primeros pasos son, como ya dije arriba, compartir información verdadera, publicar y contestar con opiniones y argumentos respecto del comentario y NO de la persona y, sobre todo, irnos a tomar una cerveza con aquellas amistades que piensan diferente de nosotros.

Por Renata Millet Ponce
milletrenata@gmail.com

* Estudiante de Ciencia Política en el ITAM y Pedagogía en la UNAM. Lectora, amante del mar y la navegación.

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