La Guelaguetza continúa con todo su sabor, aromas y artesanías, en el Parque de la Paz

Para lo que no pudieron asistir a las dos anteriores sedes en las que estuvieron, la Guelaguetza estará hasta el 7 de mayo en el Parque de la Paz, donde ofrecen la gastronomía de Oaxaca, como tlayudas, mole negro, molotes, tamales, chapulines, quesillo, postres, nieves y artesanías, entre otros.

Una de las organizadoras, Josefa García, recordó que anteriormente estuvieron en el parque de Santa Ana y Los Paseos, en el fraccionamiento Francisco de Montejo.

Indicó que han tenido buenas ventas, la gente sabe que es garantía lo que se les ofrece ya que hay alimentos, helados y nieves, refrescantes, artesanías, licores y dulce.

Señaló que la gastronomía es de lo que más venden, además, influye el calor para consumir unos helados que son leche quemada con tuna, flor de Castilla (que llega alcanzar seis metros), beso oaxaqueño, que lleva mezcal con jugo de naranja; beso zapoteco que es de frutas de manzana, arándaro y kiwi. Los precios de los helados van de los 25 a 120 pesos.

También se ofrecen refrescantes de frutas como maracuyá, guanábana, limón y mango, licores, dulces tradicionales y panes.

Respecto a los quesos, Oaxaca cuenta con una gran variedad como el queso de aro, de petate, quesillo que hay quienes llaman Oaxaca, o el de hebra que se utiliza para platillos como las tlayudas y quesadillas.

Informó que ella vende productos que se denominan filigrana del Istmo de Tehuantepec, que son bordados a mano y que de acuerdo a la región es el estilo que tienen.

“Hay prendas bordadas que se realizan ocho meses y ocho horas diarias es un trabajo artesanal. También hay Flor de Pensamiento que es muy colorido, las bordadoras reflejan sus emociones”, indicó. Los pétalos son un espejo en simetría.

Como se sabe, algunas diseñadoras con el argumento que quisieron realizar un homenaje a las bordadoras mexicanas plagiaron diseños de estos trabajos artesanales, pero se les olvidó que, aunque no estén registrados, esto es un abuso.

Texto y foto: Darwin Ail