La guerra

Armando Escalante
Periodista y analista político

Ha comenzado el proceso electoral en todo el país y con él, la campaña de difamación y calumnias igualmente arrancó. A lo largo y ancho de la nación, miles de candidatos iniciaron sus mensajes al tiempo que sus adversarios, desplegaron igual toda clase de estrategias y artimañas para denostarlos, y con ello intentar alcanzarlos. 

En el caso de Yucatán, se identifican con toda claridad los ataques que pretenden desprestigiar al candidato puntero. Además de llevar la llamada “guerra sucia”, usan a grupos de impostores para hacer denuncias y acusaciones incluso, utilizando la acusar así tratar de que gane el que está en desventaja. Dos herramientas tienen: alterar encuestas y lanzar denuncias en medios y redes sociales.

Ya lo decía el periodista, Carlos Loret de Mola, en extraordinaria charla realizada en un foro a beneficio de una obra de caridad: El presidente dispone de 850 mil millones de pesos para usar en programas sociales, lo cual es plausible salvo que tiene el descaro de utilizarlos para lucrar con el voto.

Entre otras cosas, el periodista dijo que Amlo: Tiene al SAT y no ha tenido miedo en utilizarlo para intimidar a cualquier empresario. Tiene a la Unidad de Inteligencia Financiera, que es una de sus grandes herramientas de persecución política, y tiene a la Fiscalía General de la República y a los 500,000 elementos del Ejército, la Marina y la Guardia Nacional.

Tiene de su lado a la inmensa mayoría de los grandes empresarios de este país arrodillados frente a Palacio Nacional, hablando pestes de López Obrador en secreto, pero muy flexos a la hora de la hora.

Tiene a la mayoría de los medios de comunicación, tiene un presupuesto de nueve billones de pesos, tiene a La Mañanera y tiene a los narcos. 

Y es que además dispone del apoyo de 23 gobernadores del país dispuestos a la compra y coacción del voto como en los peores tiempos de hace dos décadas, cuando la oposición empezaba sus mejores batallas. Eso que viene es la guerra.

El xix.— En la columna de la semana que viene comentaremos aquí, el saldo negro que podría arrojar la manifestación belicosa que se producirá en el ya tristemente célebre día de la mujer, que grupos plenamente identificados han convertido en escenario de destrucción y vandalismo. Este año van a aprovechar a subirle dos rayitas a su agresion y a los daños que causan en inmuebles particulares y hasta en monumentos históricos, con la excusa de que con eso se hacen visibles.

En la zona donde suelen concentrarse hay obras nuevas, decenas de negocios recién inaugurados que corren peligro. Quedan pocos días para retirar los materiales de construcción y objetos que hay desperdigados a lo largo y ancho de la zona que usan como campo de batalla, porque hay obras en proceso y es muy probable que se endurezca la trifulca y que las campañas sean el objetivo.

En la cruda realidad que vivimos, estos desmanes solo sirven para prejuiciar a millones de mexicanos sobre la conducta de las manifestantes que creen tener la razón al tiempo que no hay razón que les haga entender la desconexión entre sus protestas y la actitud de los que cometen delitos contra mujeres.  El partido del presidente puede usar esta fecha para reposicionarse con un conflicto grave, sobre todo en esta tierra donde aún no germina la semilla del odio y destrucción que ha plantado en todo el país.