La herencia…

Era músico. Siempre en su corazón había sonado el rasgueo de una guitarra flamenca. Tocaba el violín, el piano… También creaba sones con una mancuerna, con una cucharilla y un vaso, con las castañuelas, con el cajòn, con el taconeo de unos zapatos. Era artista. Letras hermosas le nacían en el alma… y después las escribía…

Cuando el Alzheimer le arrebató los recuerdos su hijo le metió en una residencia donde le atendían muy bien. Lo malo fue que él dejó de atenderle… y también sus cuatro nietos. Ni pudo conocer a su pequeña bisnieta, nadie la llevò a la clínica a mostrarla al hombre. Sin embargo mucha gente sí se acordaba de él. Siempre tuvo muchas visitas…

Iban sus alumnos de canto muy frecuentemente a verle. Iba un novillero del pueblo al que el anciano había apoyado mucho. Iban sus amigos. La mujer que había trabajado en su casa. Y siempre muchos niños, el hombre había dedicado muchos conciertos a los más pequeños. En la residencia adoraban que los niños le leyeran cuentos…

Falleció un martes, en paz, con una sonrisa en el gesto. Su funeral fue hermoso, como hermosa había sido su música. La localidad puso su nombre a la academia musical, y en el periódico hicieron un reportaje sobre él. Sus composiciones eran muy conocidas, a menudo eran tarareadas por los lugareños. Un gran músico con mucho arte…

La herencia fue enorme. Tuvo el anciano siempre la cabeza en el sitio y acumuló una buena fortuna que supo gestionar. Dejó parte de su dinero a los niños, para que pudieran conocer la música. Mandò que se convirtiera su casa en un museo de entrada libre. Donò también un generoso montante a la escuela taurina, era gran aficionado…

Le gustaban José Tomás, Juli y Posada de Maravillas…

A su hijo y sus nietos les dejó una carta que había tenido la precaución de escribir antes de que el Alzheimer le robara la memoria. Allí les explicaba que lo único que necesita un enfermo así es una caricia. Un beso. Cada cierto tiempo. Fue una muy buena herencia, sus familiares más directos imagino que aprendieron una gran lección.

Dedicado a todos aquellos que conviven con el Alzheimer
Dedicado a los que aman la música, y a los que la crean
Dedicado a José Tomás, Juli y Posada de Maravillas
Dedicado al campeón Luisito

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