René Emir Buenfil Viera
psicrenebuenfil@gmail.com
Las heridas de la infancia son cinco, en esta ocasión escribo sobre la más profunda de ellas: el abandono.
Las personas que llegan al consultorio de psicología con reclamos hacia su pareja de que no les dan el tiempo suficiente, o que se ponen muy mal ante la más mínima sospecha, real o inventada de que pudiera estar en peligro la relación, las personas que están en pareja haciendo lo posible para no terminar, que aguantan hasta lo inaguantable con tal de no quedarse solas, ahí nos están hablando de su mayor miedo: la soledad. ¿Por qué le temen tanto a la idea de quedarse solos (as)? Ya que sufrieron un abandono literalmente, su mamá, papá o ambos les dejaron, o quizá vivieron un abandono emocional, con mamá y/o papá fríos (as) y distantes, y se sintieron abandonados (as) en cuanto a cuidados, tiempo de calidad y crianza.
Puede ser que el apego que promovieron su mamá y/o papá fue uno ansioso y ambivalente. Si las personas se sintieron solas y lo sufrieron, lo ven como algo malo o negativo, quizá no disfrutan la soledad, y con tal de evitarla a toda costa se vuelven codependientes emocionalmente de su pareja, buscan constantemente su atención para que no les descuiden, quieren llamar la atención y cuando no la obtienen pueden llegar a victimizarse, puesto que se creen víctimas de las circunstancias.
Está herida de la infancia les lleva a creer que su valor está en la aprobación de las demás personas tales como su pareja, amigos (as) o familia, y por eso muchas veces tienen conductas basadas en el miedo al abandono, que precisamente llevan a las personas a abandonarles. ¿Cómo se trata en terapia la herida de abandono?. Una vez que la persona identifica que tiene este miedo, es útil reflexionar sobre cómo surgió, cuándo se implantó en su mente, y qué relaciones se han basado en evitar que les abandonen.
Este proceso de sanación puede ser especialmente complejo cuando ya ha tenido muchos rompimientos de relaciones de pareja, ya que cada vez el dolor puede ser peor porque con cada truene la herida se hace más profunda.
Las personas con herida de abandono no se dan cuenta de que por estar evitando que la gente se vaya de su lado caen el peor abandono de todos: abandonarse a si mismas, descuidar su amor propio, su autoestima y su seguridad y confianza en sí mismas, trabajar en terapia para dejar de ser codependientes y darse la oportunidad de experimentar relaciones sanas es clave, pues se abren nuevas posibilidades de vida, y empiezan a ver con otros ojos la soledad, incluso a disfrutarla, a llevarse mejor consigo mismos (as) y entender que su valor no radica en si las personas se quedan o se van, y que pueden vivir plenamente sin una pareja, y que a veces que una relación se termine no significa necesariamente un abandono.
Romper el ciclo y reconocer cuándo lo mejor es quedarse y cuándo es lo mejor irse les ayuda a dejar de huir primero de las relaciones antes de que les abandonen, a ser una nueva y mejor versión de sí mismos (as) con más responsabilidad afectiva.