Son un ícono de la cultura de Rusia: las llaman “Matryoshkas” y son un fascinante conjunto de muñecas y figuras tradicionales creadas a finales del siglo XVIII
SU ORIGINALIDAD CONSISTE en que son fabricadas en madera y se encuentran huecas, porque en su interior, haciendo alusión a la maternidad, albergan una nueva figura, que pueden ser desde muñecas, que representan a alegres campesinas de la época zarista, hasta muñecos de nieve y alusivos a la navidad como Santa Claus o animales como gatos, conejos y perros que en el marco de la Filey se pueden inclusive decorar en un taller especial a cargo de Sergey Koblov, quien platicó a Punto Medio más acerca de estas tradicionales artesanías rusas, que en su caso son un legado de familia.
Estas figuras, explicó el entrevistado en inglés, fueron creadas (se dice que a partir de unas muñecas japonesas similares), por dos amigos, Vasiliy Zcezdochkin y Sergei Maliutin, son como huevitos que se abren y son una tradición de tal vez más de 200 años, y tomaron gran popularidad a partir de que se llevaron a la Exhibición Universal de París.
Sergey dijo que en la Unión Soviética estudió hasta el equivalente de la educación secundaria, y que cuando hubo cambios radicales que implicaron el fin del comunismo y la apertura al comercio, le fue difícil encontrar un trabajo relacionado con la preparación académica que tenía, por lo que retomó los conocimientos que su padre le enseñó en el manejo de las maderas y comenzó a trabajar con este taller o estudio, que le ha permitido llevar por todo el mundo estos diseños, que ahora realiza con su hijo Anton, que no se encontraba al momento de la entrevista porque decidió irse de paseo al puerto de Progreso.
En los anaqueles, el visitante puede disfrutar de un colorido surtido de figuras entre las que destacan desde cajitas y cucharas, hasta las muñecas que son el objeto en el que considera pueden desarrollarse grandes habilidades artísticas y plasmar historias fantásticas con cada uno de los muñequitos cada vez más pequeños, que se encuentran el interior de la figura principal, que en este caso pueden ser de tres nueve.
Dima es otro de los artistas que colaboran en el estudio y es afecto a contar en sus diseños historias de nieve, navidad y solidaridad, mientras que Olga gusta de enseñar en sus trabajos religiosidad del pueblo ruso que se refleja en los recipientes con comida caliente que portan sus “Matryoshkas”, al participar en una ceremonia en la que acuden a la Iglesia a orar para dar gracias, llevando en sus charolas ofrendas como caviar, pastelitos, frutas, pan y dulces.
Según comentó Sergey, es costumbre que cuando alguien toca a la puerta, a manera de hospitalidad, los rusos le dan la bienvenida con bebidas calientes, como té o dulces, lo que se plasma en varios de estos trabajos que están en exhibición y que hacen alusión a la familia y a la maternidad.
Otros diseños hacen alusión a la temporada de Pascua en la que las familias se dan el tiempo para pintar sus tradicionales huevos de gallina, que llevan a la iglesia en una canasta junto con una comida especial a manera de acción de gracias, pero también se pueden encontrar otras muñecas con figura humana y elegantes tocados que portan vasijas de madera donde se transportaba el agua.
Durante la visita del equipo de Punto Medio al stand que ocupan en el centro de Convenciones Yucatán Siglo XXI, se pudo apreciar a varias personas pintando sus “Matryoshkas” prediseñadas.
“Aquí puedes adquirir un “kit” con la figura pirograbada a manera de guía y te prestan las acuarelas y pintura acrílica además de los pinceles, y te puedo decir que es una actividad súper relajante, que se me va a quedar en la mente como un grato recuerdo de Rusia”, dijo la arquitecta Lorena Estrada, quien acompañó a sus hijos a ver libros y terminó feliz su recorrido por la Filey con esta actividad.
“Según nos explicó Sergey, la madera es del llamado árbol de tilo, y que proviene de un poblado llamado Davidobo, muy cerca de Moscú, donde todos se dedican a hacer en un torno la forma de las muñequitas”, dijo la abogada Marietina Flores Marín, quien se dio tiempo entre cada ponencia de las que ofreció al público como parte del Tribunal de Justicia Electoral de Jalapa, para dedicarse a esta actividad con la que dijo, “se siente más cercana a la cultura de Rusia”.
Texto y fotos: Manuel Pool
