La Milagrosa: Un oasis refrescante en el centro de Mérida desde 1957

Gracias a los 66 años de experiencia en el rubro, este negocio ubicado en la Segunda Calle Nueva ha logrado mantenerse a flote y superar los embates causados por la pandemia

Ubicado en la Segunda Calle Nueva, durante más de 66 años,  el estanquillo “La Milagrosa” es un verdadero oasis para quienes desean refrescarse con una bebida fría o disfrutar de un pequeño bocadillo para “aguantar” llegar a casa, o inclusive para darse un pequeño gusto con sus arrolladitos, tortas de paté o de jamón y queso, así como los tamales horneados, que no pueden faltar, al igual que los kibis y panuchos que se ofrecen a un precio muy accesible al público.

Con una excelente actitud, el lugar es atendido por don Álvaro Varguez Tejeda, quien desde hace 17 años se hizo cargo,  junto con su hermana Lina, del pequeño negocio que en el año de 1957 abrió su tío, don Gilberto Tejeda, quien se mantuvo durante más de 50 años al frente de dicho comercio.

“De niño, yo venía en mis vacaciones a ayudar a mi tío, entonces tenía 11, 12 años y recuerdo que se vendía mucho la Sidra Pino, el Soldado de Chocolate y la Mission, así como los charritos y churritos, porque no había tanta variedad de botanas como ahora”, señaló nuestro amigo, quien es contador público.

Después de trabajar muchos años en diversas empresas se dio la oportunidad para que don Álvaro y su hermana doña Lina tomaran las riendas de este negocio, pues su tío tomó la decisión de retirarse al descubrir un mal proceder de dos de sus empleados.

Respecto del nombre del local, hace alusión a una virgen milagrosa cuya imagen se encuentra en la estantería entre los diversos productos que se ofrecen al público. “Esta no es la original, nosotros la compramos cuando se deterioró la primera que estaba desde que abrió mi tío”, explicó don Álvaro mientras señalaba la imagen.

Y como dice el dicho: “Quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija”. Sin duda que esta devoción hacia la virgen les ha dado muchos resultados a estos hermanos que estuvieron muy cerca de cerrar definitivamente las puertas de “La Milagrosa” debido a la pandemia.

Entonces las ventas bajaron y ya no se podía pagar el costo de la renta del local, pero afortunadamente la propietaria  comprendió la situación y apoyo a la familia Varguez ofreciéndoles una rebaja, lo que les permitió aguantar y, ahora, poco a poco las cosas van retomando su nivel.

“Gracias a Dios diario hay movimiento, no nos fastidiamos porque a cada rato está entrando la gente y cuando no hay, simplemente vemos que pase; a nosotros nos gusta mucho estar atendiendo a la gente, tenemos muchas anécdotas que contarle al público, pero una de ellas, que es muy graciosa, ocurrió cuando apenas estábamos tomando el negocio, entonces uno de los muchachos que nos ayudaba atendió a una persona que aparentemente  venía de los Estados Unidos, y se refería a un refresco, pero le sirvieron un paquete de galletas de soda que son muy clásicas en Yucatán”, recordó.

Cuando usted visite la milagrosa se encontrará con un pequeño estante en el que se acomodan las tortas de jamón y queso, de ensalada o de paté que se ofrecen a $13, así como las de pavo que se encuentran a 16, pero, además, hay de empanizado, perros calientes, hamburguesas y panuchos que por cierto se preparan en la parte posterior del local.

Respecto a los kibis, don Álvaro nos comentó que son de lo más solicitado por el público y que a pesar de que se cuentan con dos proveedores desde temprano se terminan, ya que abren sus puertas desde las 7:30 de la mañana.

“Trabajamos todos los días de lunes a sábado hasta las 7 de la noche. Por las mañanas atiende mi sobrina y desde el mediodía y hasta cerrar estoy yo para servirles”, puntualizó.