El exprimer ministro Silvio Berlusconi falleció ayer, a los 86 años, una muerte que sella el final de una época de la historia de Italia, pues cambió la manera de hacer política, pero también dejó su huella en el mundo empresarial, de la comunicación y del deporte, durante las más de cinco décadas en las que protagonizó la vida del país.
Berlusconi murió ayer rodeado por sus cinco hijos, su hermano Paolo y su compañera Marta Fascina, 53 años más joven que él, en el hospital San Raffaele de Milán, donde volvió a ingresar el pasado viernes, tras una breve pausa, ya que había permanecido hospitalizado 44 días después de que se revelase que padecía una leucemia desde hace tiempo.
El magnate, que tras ser un empresario de éxito revolucionó la política en la década de los años 90, cuando al frente de la conservadora Forza Italia (FI) se convirtió en el precursor del populismo, será despedido en unos funerales de Estado el próximo miércoles en la catedral de Milán, su ciudad natal y donde forjó todos sus logros.
Ese día será declarado de luto nacional, aunque finalmente, la capilla ardiente de Berlusconi, uno de los políticos más queridos de los italianos y a la que se esperaba que acudieran miles de personas para darle su último adiós, solo será visitada por sus familiares.
El papa Francisco lamentó la muerte del exprimer ministro italiano y lo recordó como “un protagonista” de la política nacional y por su “temperamento enérgico”.
Texto y foto: Efe