La nueva diferenciación: A nivel molecular.

¿Qué se necesita para descubrir a una princesa de verdad?, según Hans Christian Andersen ¡un chícharo debajo de 20 colchones!

Tratemos de imaginar por un momento esta escena. Tenemos una gran urna transparente frente a nosotros, y a un lado de ésta un recipiente con 999 pequeñas esferas blancas, perfectamente simétricas, con la misma textura, color, peso y volumen y al final del recipiente, exactamente al final y en una esquina, se encuentra una única esfera con pequeñas variaciones en color, tamaño, textura y volumen respecto de las anteriores. Ahora imaginemos que vamos colocando las esferas una a una dentro de esa urna hasta que las 1,000 esferas se encuentren ahí todas revueltas. Esa urna representa al ser humano. Todos los seres humanos contemporáneos compartimos el 99.9% de nuestro ADN y es únicamente éste 0.1% el que diferencia a un hombre mexicano de otro nacido en Siberia o en el África septentrional.

¿Cómo entonces puede algo diferenciarse siendo en esencia algo tan similar? La respuesta es más sencilla de lo que pudiéramos pensar: Los matices. Basta con tomar como ejemplo 3 botellas de agua purificada para beber. Si analizamos el contenido podremos ver que todas son esencialmente lo mismo y, sin embargo, cada una tiene diferente precio y algunos muy conocedores del dirán incluso que el sabor es ligeramente distinto. En estos casos, la variación entre un producto y otro químicamente hablando, puede ser incluso de niveles que únicamente a nivel de laboratorio pudiera observarse de manera objetiva. Sin embargo, una botella cuesta $10 pesos y la otra $45 pesos, lo cual quiere decir que el valor neto de esa molécula diferenciadora es de $35 pesos.

En un mundo en donde la gran mayoría de las personas se enfoca en perfeccionar ese 99.9% de homogeneidad de producto o servicio que oferta al mercado, estamos también quienes tenemos una fijación por encontrar esa molécula diferenciadora con el mismo afán con el que un alquimista se esmera en encontrar la piedra filosofal. Todos los negocios, así como las personas tenemos una esencia en común, pero es la diferenciación molecular la que podrá hacernos trascender. Y tú, ¿has analizado tu empresa a nivel molecular?

Texto: Rodrigo José Rodríguez Rivas

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