Mario Barghomz
mbarghomz2012@hotmail.com
El peor enemigo de un adulto mayor sin duda es la pereza; la falta de actividad y movimiento que le permitan un mejor vigor del cuerpo y eviten que huesos, tejidos y músculos se atrofien. “No temas ir despacio -dice un proverbio chino-, teme quedarte quieto.
La apariencia y la falta de conocimiento y experiencia pueden hacernos creer que el no hacer nada fortalece y descansa, cuando a veces la simple facultad de poder andar, levantar el cuerpo de un sofá para ponerlo en movimiento o hacer una serie de ejercicios o tareas básicas tanto dentro como fuera de casa, reciclarán la energía y mantendrán el ánimo de aquello que la vejez perezosa y sedentaria considera perdido. El mismo cerebro responde a este ánimo conectando o reconectando neuronas de zonas antes no exploradas, y haciendo además posible la “neurogénesis” (nacimiento de nuevas neuronas).
Predicar el ostracismo como descanso y gracia es tanto como sentenciar a un anciano a que ya no sirva para nada, sino para ser servido (si es que hay alguien dispuesto a sacrificarse y cargar con el lastre). O que ya no sea alguien o nada sino solo eso que ya no se mueve y merece (como si fuera bueno) no ser molestado.
Movimiento y ritmo es en este sentido seguir siendo lo que somos y lo que hacemos. Como en la música una melodía que parte del silencio y la quietud para crear un movimiento, un ritmo y un estilo. Imaginémoslo en una metáfora donde el silencio es la quietud y el movimiento es el ritmo surgiendo de ella. Mientras vivamos seremos siempre movimiento, estilo y ritmo; una presencia constante, una persona que respira, que late, que oye y se mueve.
La ciencia también apunta que una vejez activa, además de más saludable y en forma a través del buen alimento y el sano descanso, es también más feliz, menos propensa a la enfermedad, la desregulación emocional y con un más largo pronóstico de vida. “Seguir un régimen para estar en buena forma física -dice Sonja Lyubomirsky; “La ciencia de la felicidad”, Edit. Lumen. Edición digital, 2021- nos hace sentir que controlamos nuestro cuerpo y nuestra salud. Ver que mejoramos en algo (que somos más rápidos, llegamos más lejos y con más fuerza) proporciona una sensación fantástica de poder y autoestima”.
Se trata entonces no solo de ser, sino de hacer, y no solo de hacer, sino de ser; binomio de una armonía perfecta entre cuerpo, mente y movimiento. Entre aquello que nos hace pertenecer a nuestro entorno y nuestra propia voluntad de movernos. “Lo que no se mueve se muere” -ha dicho Aristóteles-.
Creo que, entre nuestras buenas tareas de vida, estará siempre el de la buena vejez (publicaré luego algo sobre este asunto). Tener una vejez saludable y activa no es para nada una tarea fácil, al contrario, comenzando con el conflicto mental de todo lo que acarrea volverse viejo, tanto el de la poca expectativa de tener una vida sana, como el de cada cliché sobre los años. (Dedicado a Mick Jagger; por su gran ejemplo de movimiento, vitalidad y resistencia).




