La pornografía y su dominio en internet

El sitio web de pornografía más visitado del mundo, Pornhub, es casi tan popular como Netflix y LinkedIn.

Aunque esto significa que su popularidad es grande, apenas se ubica en el puesto 28 de los más visitados.

A menudo, las nuevas tecnologías tienden a ser caras y poco confiables. Necesitan encontrar un nicho de mercado entre usuarios innovadores, cuyos hábitos ayuden al desarrollo de estas tecnologías.

Una vez que son más baratas y confiables, pueden encontrar un mercado más grande y una gama de usos mucho más amplia.

Existe la teoría de que la pornografía desempeñó este papel en el desarrollo de internet y toda una gama de otras tecnologías.

Los estudios pioneros en París hicieron buen negocio en los llamados “estudios de arte”.

Los clientes estaban dispuestos a pagar lo suficiente para financiar la tecnología: durante un tiempo costaba más comprar una fotografía erótica que contratar a una prostituta.

En cuanto a la privacidad, en 1960 se implementaron las cabinas eróticas, un espacio cerrado donde se podía ver una película tras colocar monedas en una ranura.

Pero el verdadero avance en la privacidad se produjo gracias a la grabadora de videocasetes (VCR).

En su libro The Erotic Engine (el motor erótico), el escritor Patchen Barss sostiene que el VCR llevó a que la pornografía “se convirtiera en una potencia económica y tecnológica”.

A fines de la década de 1970, la mayoría de las ventas de cintas de video eran pornográficas.

En unos pocos años, la tecnología era más asequible para las personas que querían ver películas familiares, y a medida que este mercado se expandía, la parte relacionada con el porno disminuía.

En esa época, conectarse a internet significaba persuadir a un módem de acceso telefónico a establecer una conexión, y luego preocuparse por los cargos telefónicos, ya que era lento descargar archivos que hoy en día se obtienen en un abrir y cerrar de ojos.

Un estudio de los años 90 en grupos de discusión de Usenet sugirió que cinco de cada seis imágenes compartidas eran pornográficas.

Unos años más tarde, una investigación en salas de chat de internet mostró una proporción similar de actividad dedicada al sexo.

El apetito por la pornografía ayudó a impulsar la demanda por conexiones más rápidas: mejores módems y mayor ancho de banda.

Los proveedores de pornografía en línea fueron pioneros en tecnologías web como la compresión de archivos de video y los sistemas de pago fáciles de usar, así como en modelos de negocios como los programas de marketing de afiliados.

Todas estas ideas siguieron encontrando usos mucho más amplios. Y a medida que internet se expandió, gradualmente se convirtió en algo menos para el porno y más para todas esas otras cosas.

Modelo en crisis. Hoy en día, internet está dificultando la vida de los pornógrafos profesionales.

Así como es difícil vender una suscripción a un periódico o un video musical cuando hay tanta disponibilidad gratuita en línea, es difícil vender pornografía cuando sitios como Pornhub la regalan.

Gran parte de esta pornografía gratuita está pirateada y es una ardua lucha conseguir que se elimine el contenido cargado ilegalmente, como lo describe Jon Ronson en su serie de podcasts The Butterfly Effect (El efecto mariposa).

Un nicho emergente es la producción de pornografía “personalizada” para clientes como el hombre que pagó a la estrella del porno Casey Calvert y a otros, para que destruyeran con desprecio su colección de sellos frente a una cámara.

Pero, por supuesto, lo que es malo para los creadores de contenido es bueno para las plataformas agregadoras, que ganan su dinero a través de la publicidad y las suscripciones premium.

El gran actor en el porno en este momento es una compañía llamada Mindgeek, que es dueña de Pornhub y varios otros sitios web de pornografía.

Su dominio absoluto del mercado es un problema, según la profesora Marina Adshade, de la Escuela de Economía de Vancouver, en Canadá, autora de “Dólares y Sexo: cómo la economía influye en el sexo y el amor.”

“Tener un solo comprador ha presionado a los productores para que bajen el precio de sus películas”, dice.

En el pasado, la pornografía se trataba de los estudios fotográficos parisinos o empresas que hacían VCR o módems de alta velocidad, lo cual hoy se traduce en algoritmos de Mindgeek que sugieren contenido.

Texto y fotos: El Universal

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