Aunque con grandes problemas en lo que refiere a la violencia familiar y contra la mujer, aún es posible hablar de un estado pacífico, ajeno a la inseguridad que aqueja a otras entidades el país, cercanas o lejanas.
En ese sentido, a pesar de que ésta es la percepción de una mayoría, la decisión del gobernador Mauricio Vila Dosal de instalar un importante número de cámaras y hasta de adquirir un dron aéreo de increíbles capacidades de vigilancia ha sido tomada positivamente, y hasta con un buen humor que, más allá de la broma, revela que existe confianza si de aumentar las medidas de observación se trata en aras de información precisa que permita acciones inmediatas.
Todo este panorama de orden y seguridad, de aparente paz en las calles, contrasta con la inquietud mental que habita en miles y miles de yucatecos: carencias, estrés o ansiedad sin freno se han apoderado de nuestros hábitos para traducirse en adicciones.
De acuerdo con la información presentada por el reportero Esteban Cruz Obando, los legisladores que impulsan la nueva modificación a la actual Ley para la Prevención de Adicciones y el Consumo Abusivo de Bebidas Alcohólicas y Tabaco del Estado, coinciden en entender que el alcohol y el tabaco ya no son los únicos males: la adicción al celular, al juego o inclusive al trabajo están dañando a miles sin freno.
Visto así, la paz social de la que gozamos no se refleja al interior de nuestras mentes, donde se libra una auténtica batalla de dolor, ansiedades y carencias que un cigarro, una baraja o un celular parecen curar, acaso sin entender que ellos también son el enemigo.
Será importante conocer los alcances de esta abrogación y cómo beneficiará este importante ámbito de salud en Yucatán.
También es preciso recordar que la ayuda, ya sea pública o privada, gratuita o con costo, existe. Sin embargo, no es posible omitir que ésta sólo sirve cuando un verbo aparece en nuestra conciencia: reconocer.
Hace mucho tiempo quedó claro que los psicólogos no son para los locos, sino para la gente que quiere vivir sin dolor.
La mente también puede lastimarse. La buena noticia es que también puede curarse si se empieza con una buena dosis de voluntad.