Frustrante es la respuesta otorgada por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) a los reclamos que por meses han presentado los integrantes de la asociación civil Ciudadanos Hartos (Chac) sobre la terrible, brutal contaminación del manto freático del municipio de Mérida.
Se esperaba una intervención decisiva de la dependencia federal mediante alguna acción y/o sanción a través de alguna instancia como la Procuraduría de Protección al Ambiente o que, al menos, ya tuviera conocimiento pleno del problema y llevara a cabo estudios… pero no fue así. En cambio sí contestó mediante una serie de contenidos y articulados diversos sobre lo que debió hacerse y no se hizo.
Al parecer, el tema para la Semarnat, cuyo titular si siquiera se ha asomado en Yucatán –sede nacional- desde que fue nombrado por el presidente López Obrador- es peccata minuta, aun cuando la región prácticamente tenga agua podrida en el subsuelo.
Si bien la autoridad debería aplicarse en esta y otras problemáticas, lo cierto es que la situación debe crear conciencia, no solamente a los funcionarios vinculados al tema, sino a toda la sociedad, a la que Chac hace un llamado a dejar a un lado la apatía y sumarse a las exigencias de demanda de agua limpia y saludable.
Analistas de prospectiva pronostican que muchos de los futuros conflictos entre pueblos y naciones serán por el agua, y en la península hay un importante reservorio del preciado líquido. Falta que nos interese defender y conservar este importante recurso.