Salvador Castell-González
Últimamente nos hablan mucho de la soberanía, la suficiencia y la seguridad alimentaria, y aunque son términos similares que atienden al mismo problema son cosas distintas.
La seguridad alimentaria se refiere a la disponibilidad, el acceso y el consumo de alimentos suficientes, seguros y nutritivos para todas las personas. La suficiencia alimentaria se refiere a la capacidad de garantizar que haya una oferta adecuada y estable de alimentos en las comunidades, que se adapte a las preferencias y las necesidades culturales, sociales y nutricionales de su población, contribuyendo así a la seguridad alimentaria. Además, al reducir las importaciones y la dependencia externa, se evitan los riesgos de escasez, encarecimiento o contaminación de los alimentos.
Por otro lado, la soberanía alimentaria es el derecho de los pueblos a definir sus propias políticas y estrategias de producción, distribución y consumo de alimentos que garanticen la seguridad alimentaria de toda la población, respetando sus propias culturas y la diversidad de los sistemas productivos, de comercialización y de gestión de los espacios rurales. La soberanía alimentaria implica la democratización de la cadena alimentaria, desde la producción hasta el consumo, y el reconocimiento del papel fundamental que desempeñan los pequeños agricultores, las mujeres rurales, los pueblos indígenas y las comunidades locales en la preservación de los recursos naturales, la biodiversidad y las semillas, así como en la garantía del derecho humano a la alimentación.
Los principales desafíos hoy son el cambio climático, la globalización, el acaparamiento de tierras, la especulación financiera y el dominio de las corporaciones transnacionales sobre el sistema agroalimentario. A esto le sumamos la poca tecnificación del territorio destinado a la producción alimentaria haciendo que su eficiencia hídrica y productiva sea baja.
En Yucatán hemos tenido ejemplos muy claros de la defensa de la soberanía alimentaria, un ejemplo es la defensa del territorio para no permitir la proliferación de cultivos y pesticidas para favorecer la conservación de las abejas, caso que se llevo incluso a nivel federal dando un veredicto a favor de las comunidades defensoras.
En conclusión, la suficiencia alimentaria es un objetivo estratégico para cualquier país o región que quiera garantizar el derecho humano a la alimentación de sus pobladores. La suficiencia alimentaria implica una serie de beneficios en términos de soberanía nacional, seguridad alimentaria, protección del medio ambiente y desarrollo económico. Por ello, es necesario promover políticas públicas que apoyen la producción local y sostenible de alimentos, la conservación de las prácticas tradicionales de producción y conservación, así como la educación y la concienciación sobre el consumo responsable de los mismos.