La senadora incómoda

Por: Miguel II Hernández Madero

Las elecciones intermedias serán en julio de 2021, los partidos tendrán a sus candidatos registrados en marzo del mismo año, pero desde diciembre de este 2020 ya habrá precandidatos y desde mucho antes ya estarán moviéndose los aspirantes a ser próceres ante el electorado; aún faltan otros tres años para la carrera por la gubernatura y el Senado, sin embargo parece que alguien ya siente pasos en la azotea y está enrareciendo el ambiente político en Yucatán.

El ataque a la casa de la senadora tizimileña, Verónica Camino Farjat, podría ser encarpetado como un intento de robo, pero ningún ladrón rompería la puerta principal de una vivienda, donde todos pudieran ver el daño; simplemente buscan forzar la entrada lo más discreto posible, pues no desean ser descubiertos de inmediato.

En este caso la puerta de acceso está rota, no hay intento de forzar la cerradura, simplemente la rompieron, como para dejar un mensaje. No es intento de robo ¿entonces de qué se trata?

Lo curioso es que ocurrió pese al “Yucatán Seguro”, que sustituyó al “Escudo Yucatán”. Recordemos que el programa de seguridad de la actual administración nos va a costar a los yucatecos más de cinco mil millones de pesos, incluyendo el préstamo y los intereses. Este gasto es adicional a los mil 500 millones de pesos.

Curiosamente los cinco mil millones para compra de equipo de seguridad, no son suficientes, según la administración estatal y por eso envió la iniciativa de cobrar un impuesto especial a través de los recibos de la CFE, iniciativa que autorizaron alegremente los diputados del Congreso del Estado, sin tocarla ni con el pétalo de una coma.

Quizá en realidad tienen razón; todo ese dinero no es suficiente y como muestra está ese daño, mínimo si se quiere decir así, a la vivienda particular de la senadora Camino, quizá es una forma como la delincuencia muestra “músculo”, o también podría ser que por casualidad quisieron entrar a robar ahí, sin saber que es el domicilio de la legisladora.

Habría muchas posibilidades, pero ¡líbrenos el cielo de mal pensar!, se debe descartar que esto tenga relación con el hecho que la legisladora ha estado poniendo el dedo en la llaga desde el Senado de la República y ha hecho declaraciones incómodas, pero esto es improbable, eso no pasa en Yucatán, la política no es así. En Yucatán “no” hay amenazas, ni insultos, ni represalias contra quien no esté de acuerdo con quienes tengan en turno el poder.

Ojalá sea un caso aislado, ojalá no estén prendiendo el fuego mucho antes de la fiesta, porque el humo puede asfixiar a muchos y enrarecer el ambiente, en unas elecciones que se anticipan difíciles en Yucatán y con varios cambios de camiseta. Esperemos que todo se disipe como si fuese un mal sueño.

Hasta la próxima…

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