La tecnología causa nuevas enfermedades

 

El uso excesivo de las redes sociales, videojuegos en línea y el internet, que puede potencializar adicciones al sexo y la ludopatía, genera el desarrollo de nuevas psicopatologías en la sociedad, que entre otras cosas causan problemas de pareja, en el rendimiento académico y –paradójicamente– en los esquemas de comunicación, que se vuelven más impersonales, advirtió Miguel Ángel Viveros Erosa, coordinador de Programas Especiales de la Subdirección de Salud Mental de la Secretaría de Salud en Yucatán (SSY).

–¿Qué entendemos por adicción a las nuevas tecnologías?

–Psicopatología se refiere a la enfermedad mental, del sistema nervioso. Estamos viendo enfermedades nuevas, síntomas nuevos, provocados por el uso excesivo, moderado o problemático de la tecnología; esto va a influir desde todo lo que tiene que ver con internet y su evolución acelerada en los últimos años.

Lo que había y siempre ha habido es lo que llamamos adicciones sin sustancias, con problemas de conductas, como adicción al sexo, al trabajo, al deporte, a las compras, pero realmente, a pesar de que se ha hablado mucho de esto, no se había reconocido ninguna nueva adicción sin sustancia hasta el 2013, que es la primera reconocida por la Asociación Psiquiátrica Americana, en el manual de las enfermedades mentales. A raíz de eso empieza a haber muchos estudios.

La tecnología tenía más una connotación de tipo moral, la tecnología como un vicio y no como una enfermedad, y en los últimos años, antes que se considerara como una adicción, se implicaba más como un problema de impulsos, pero no como una conducta adictiva.

–¿Cuáles son los principales trastornos?

–Los videojuegos en línea se consideran como el trastorno más fuerte, más grave. Además, la adicción a las redes sociales, al smartphone y a determinadas aplicaciones como el Whatsapp y propiamente a internet con otras variables. Por ejemplo, todo lo que eran adicciones sin sustancia como adicción al sexo, al juego, lo puedo hace por internet también, puedo jugar o ver pornografía todo el día en internet y puedes estar comprando compulsivamente en internet, todas esas adicciones sin sustancia se pueden replicar en internet, porque existe la facilidad.

Mientras más se va volviendo portable una tecnología pues es más fácil que se vuelva adictiva. En sus inicios de internet, recuerdo que tardabas casi una hora para bajar un artículo científico, ahora metes la mano a la bolsa entras a internet y ves lo que quieras.

Esto empieza a causar problemas interpersonales, con la pareja, por estar tanto tiempo, entonces mientras más portable y más funcione como el smartphone, donde puedes acceder desde cualquier momento las 24 horas del día, se vuelve más propenso a repetirse. Lo que era eventual se vuelve continuo.

Es importante señalar que la tecnología se debe usar de una manera adecuada sobre todo en los menores, existe una edad para cada tecnología. Por ejemplo, en los videojuegos, a la hora de valorar un problema con un menor que pasa más de seis horas en un videojuego puede tener una serie de alteraciones conductuales y ya lo vemos en la consulta, vemos como llegan niños y adolescentes con agresividad cuando se les quiere interrumpir el juego. Y hay juegos donde esa realidad virtual es muy real, explota la vulnerabilidad de los pequeños y los adolescentes para engancharlos más.

La mayoría de los niños juegan videojuegos que no son propios para su edad, a pesar de que existe una clasificación, como en el cine, por ejemplo, de letras, pero normalmente los padres no se fijan en este aspecto y compran los juegos más bien por imitación de otro niño, y los fabricantes tampoco lo anuncian mucho. Tenemos videojuegos que son para adultos, donde hay sexo, violaciones, drogas, asesinatos. Esto también puede influir de una manera importante en un cerebro que se está desarrollando en un menor.

Nosotros no estamos en el nivel de Asia, que allá es donde ocurrió el problema más grave desde hace algunos años. Los menores juegan entre 10 y 12 horas diarias. Si estás tanto tiempo en una actividad no puedes hacer otra cosa, no comes bien, no duermes bien, no puedes estudiar, y a raíz de este problema tan grave solamente en Corea del Sur se abrieron 500 hospitales para tratar el problema de la adicción de los menores a los videojuegos.

 –¿Qué repercusiones tiene la adicción a la tecnología?

–Por ejemplo, ahora tenemos la dificultad para controlar el impulso de verificar un mensaje, hay más accidentes automovilísticos que por el alcohol, para empezar. Hasta hace unos cinco años la causa principal de consulta de problemas de pareja eran situaciones relacionadas con las redes sociales, donde descubrían infidelidades, ahora el principal motivo de consulta es por infidelidad en Whatsapp, porque es más rápido, es más accesible.

Hay personas que viven prácticamente en la virtualidad, a veces tienen grupos tan grandes en Whatsapp que llega un momento en el que hay una confusión y también al tratarse de una posición de anonimato en el mundo virtual la gente expresa cosas que difícilmente expresaría en persona; entonces eso facilita el flirteo y esto genera consecuencias.

Una gran cantidad de las parejas que llegan son porque leyeron algún mensaje que parecía inadecuado y relacionado con infidelidad. Entonces uno se pregunta: qué está peor, si estar teniendo un romance virtual que a veces no llega a ser real, o revisar el teléfono de la pareja cuando es algo muy personal. Se presentan situaciones bastante complejas o incomodas por ese uso inmoderado.

–¿Por qué son tan adictivas las redes sociales o los videojuegos?

–Porque te creas un avatar y puedes ser rubio, pelirrojo, moreno, con el cuerpo que quieras y puedes tener un trabajo importante, tener carros de lujo, si no estás conforme con tu vida real te vas clavando cada vez más en la virtual. En las redes sociales, por ejemplo, sucede algo similar, se crean identidades o perfiles falsos, a veces con el fin de agradar a los otros, que tu autoestima esté en base a los likes que te den, si vas a basar tu autoestima en función de eso ves que las personas necesitan publicar cada vez más y más, y publican desde lo que desayunan hasta cuándo van a bañarse, cosas que realmente no creo que les interese a muchas personas, pero tú estás buscando que alguien te de like. Normalmente son las personas que tienen problemas o carencias de tipo emocional.

Finalmente algunas personas están viviendo ese mundo virtual más que el real. Cuando entras a Facebook ves a cierto número de personas que siempre están, desde que amanece hasta la madrugada. Una buena parte de nuestro día lo dedicamos a la tecnología.

 –¿Cuáles son las recomendaciones?

–No se recomienda estar en una red social antes de los 13 años. Tenemos estudios, que se han hecho sobre todo en Asia, donde los adolescentes o menores presentan imágenes cerebrales de pacientes con problemas de adicción a sustancias, cosa que no se ve en los adultos, pero es lógico pensar que un cerebro que se está desarrollando es más vulnerable que uno que ya se desarrolló. Sin embargo, no necesariamente podemos afirmar que esos daños son permanentes. Lo que sí estamos seguros es que en general toda tecnología cuando se abusa, cuando su principal función es facilitar la vida de las personas, la complica al volverse un sistema de interrupción constante. Con tantos mensajes, sonidos, aplicaciones, colores, páginas, botones, hipervínculos, todo esto no permite, sobre todo en un estudiante, tener una lectura profunda, un conocimiento profundo, sino que está fragmentando la memoria de trabajo, la concentración y la serie de estímulos exagerados que están pidiendo a gritos atención. Más que comunicar, van a provocar lo contrario.

Por ejemplo, un smartphone no se recomienda e un niño de primaria, podría utilizarse a partir de la secundaria y no permitirlo en la escuela. Obviamente va a haber de casos a casos, como en todo, si tú observas un uso problemático sobre todo en la secundaria o en la preparatoria, se tiene que limitar, porque es como un adolescente que empieza a beber en exceso, si tú ves que esta persona tiene problemas, que no puede detenerse, no le puedes permitir que tome más de dos cervezas, porque sabes que va a terminar totalmente ebrio, a diferencia del adolescente que toma dos se marea y ya le para.

Quienes están más propensos son las personas que consumen drogas, que son personas que están más vulnerables porque tienen más conflictos emocionales, finalmente la tecnología es un refugio, es un escape como las drogas, a un malestar emocional. El problema es que lo que empieza por placer se hace para aliviar el sufrimiento, ésa es una de las características de la adicción.

Podemos decir que las principales características van a ser la pérdida de control, el síndrome de abstinencia, cuando dejas tu teléfono en la casa prefieres llegar tarde a trabajar que quedarte sin teléfono, aun las personas que no lo necesitan para su trabajo.

La persona empieza a realizar la conducta por placer, pero luego lo va a hacer para aliviar el sufrimiento, la ansiedad, como sucede con el alcohol: la persona empieza a tomar por placer, para convivir, cuando sobrepasa los límites, entonces está tomando para evitar el sufrimiento, porque si deja de tomar se dispara la ansiedad.

Todo pasa a segundo plano, hasta la familia, la pareja… Si una persona se clava en la tecnología y está pasando tres o cuatro horas en el Whatsapp en la noche, le va a quitar tiempo a la pareja o a la convivencia familiar, no es tan inofensivo como pensamos. En el Whatsapp el 90 por ciento de los mensajes no son urgentes o tan importantes, pero la persona no puede evitar contestar en la noche y en lugar de convivir y hacer una vida familiar o de pareja está contestando mensajes. Le quitas tiempo hasta al sueño, y te puede producir insomnio.

Si lo primero que haces al despertar es checar los mensajes, antes de dar los buenos días, debes pensar que puedes tener algún problema.

Cada vez vemos a la gente que se mira menos a los ojos. Vemos a los adolescentes que se juntan para convivir supuestamente y están clavados en su pantalla. Aquí hay un fenómeno que se observa, empieza a volverse como con el cigarrillo: cuando se permitía fumar en cualquier lugar la persona fumaba cuando se sentía aburrido o estaba esperando algo.

Ahora las personas cuando están esperando algo en lugar de platicar prefieren estar viendo su pantalla. Yo recuerdo cuando no había teléfonos celulares, estabas en el banco y había una fila muy larga, y entonces te ponías a platicar y te hacías amigos de dos o tres personas en el banco, o en la cola de las tortillas, o en la clínica a consulta.

La persona prefiere estar con su pantalla que convivir con las demás, al grado de que las más afectadas empiezan a aislarse. Algunos prefieren esa vida virtual.

 

José Villegas

 

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