Felipe Carillo Puerto fue el responsable de que los jóvenes de sectores desprotegidos también pudieran tener alcance a la educación superior
La Universidad Autónoma de Yucatán (Uady), que recién cumplió 100 años de su fundación, es reconocida como una de las mejores del país y una de las de mayor relevancia en la región.
Fue el 25 de febrero de 1922 cuando, a iniciativa del entonces gobernador Felipe Carrillo Puerto, se fundó la Universidad Nacional del Sureste, antecedente de la actual Universidad Autónoma de Yucatán, que de 1938 a 1984 era simplemente la Universidad de Yucatán.
Antes de la fundación de la Universidad Nacional del Sureste, a pesar de que el acceso a la educación superior era ya un derecho, pocos eran los jóvenes que tenían acceso al Instituto Literario, que entre sus escuelas contaba con la de Jurisprudencia y Notariado.
Ante este panorama, Felipe Carrillo Puerto tenía el propósito de que los jóvenes pertenecientes a sectores desprotegidos también pudieran tener alcance a la educación universitaria.
Siendo diputado, Carrillo Puerto da a conocer sus intenciones de crear la Universidad Yucateca, y a inicios de 1918 es cuando, con sus compañeros diputados, Arturo Sales Díaz y Héctor Victoria, presenta la iniciativa ante el poder legislativo y éste la aprueba el 27 de marzo de 1918.
Carrillo Puerto fue un luchador social, inquieto, dinámico, idealista, con un amor desmedido hacia los que menos tenían y que luchó no sólo para devolver las tierras a sus legítimos propietarios, los campesinos, sino que les devolvió la dignidad, el orgullo y la libertad.
La iniciativa se turnó al gobernador del estado, Carlos Castro Morales, para su promulgación y publicación en el Diario Oficial del Estado; sin embargo, el ejecutivo se abstiene de hacerlo. El diputado Carrillo Puerto no cede en su lucha, en sus creencias, en su ideología y en lo que él quería para Yucatán.
Cuatro años más tarde, cuando ya era gobernador, Carrillo Puerto emitió el Decreto número 15 con lo que su proyecto finalmente se convertía en una gran realidad, fue la culminación de reuniones en los meses anteriores con el gobierno del presidente Álvaro Obregón (1920-1924), que incluyó la visita a fines de noviembre y principios de diciembre en 1921 de José Vasconcelos, el primer Secretario de Educación Pública a nivel federal, cuya misión era justamente establecer una política educativa nacional que contemplaba la educación superior y universitaria.
Las primeras facultades fueron las de Jurisprudencia, Medicina e Ingeniería, el Instituto Literario o preparatoria, y las escuelas Normal Mixta, de Música y de Bellas Artes. Su primer rector fue el doctor Eduardo Urzaiz Rodríguez. La matrícula inicial fue de 1,737 estudiantes.
La educación antes de la Uady
Antes de la Reforma Liberal, cuando la educación se volvió laica, gratuita y abierta a los avances de la ciencia, en Yucatán sólo se podía tener preparación profesional a través de instituciones educativas que dependían de órdenes religiosas.
La primera institución educativa de la que se tiene registro es el Colegio de Mérida, que llegó a llamarse con el tiempo Colegio San Javier. Se estableció por cédula real del rey Felipe III con fecha del 16 de julio de 1611, cuando Mérida era parte de la Capitanía General de Yucatán, aunque apertura se demoró hasta 1618.
Fue el antecedente de la Real y Pontificia Universidad de Mérida de Yucatán, fundada en 1624 bajo la Cédula Real de Felipe IV y la bula papal de Gregorio XV, fue dirigida por los Jesuitas y otorgaba títulos de Br., Lic., Mtro. y Dr., en Artes (Filosofía), Teología y Cánones. Posteriormente enseñó Humanidades y Ciencias.
Esta fue la quinta fundación del continente y la segunda de México, y era dirigida por los padres de la Orden de San Ignacio de Loyola. Años después se fundaría el seminario de San Ildefonso dedicado a la formación de sacerdotes.
Ambas instituciones educativas fueron abandonadas en 1767 a raíz de la expulsión de los jesuitas de las colonias de América Latina. Ese mismo año, el general Manuel Cepeda Peraza, en 1867, fundó el Instituto Literario del Estado que fue ubicado en el local del viejo Colegio de San Pedro.
Texto y fotos: Manuel Pool / Cortesía
