Salvador Castell-González
En un mundo cada vez más afectado por el cambio climático, los huracanes están demostrando una intensidad y frecuencia sin precedentes. El reciente huracán “Milton”, que se intensificó de manera explosiva en el Golfo de México, ha reavivado el debate sobre la necesidad de expandir la escala Saffir-Simpson para incluir una categoría 6. Esta propuesta, aunque no nueva, adquiere una urgencia renovada a la luz de los eventos climáticos recientes.
El huracán “Milton”, descrito como uno de los más grandes y devastadores de la historia, pasó de ser una tormenta tropical con vientos de 90 km/h a un huracán de categoría 5 con vientos de 250 km/h en menos de 24 horas. Este tipo de intensificación rápida no es un fenómeno aislado; varios estudios han demostrado que el calentamiento global está aumentando la energía disponible para las tormentas, lo que resulta en vientos más fuertes y daños más extensos.
La escala Saffir-Simpson, vigente desde 1971, categoriza los huracanes de 1 a 5 según su velocidad de viento. Sin embargo, la ciencia nos advierte que el cambio climático está intensificando estos fenómenos, empujándolos hacia niveles de potencia jamás antes vistos. Los modelos predictivos sugieren que en el futuro, huracanes con vientos superiores a los 300 km/h, superando la categoría 5, serán cada vez más comunes.
Los científicos Michael Wehner y James Kossin han propuesto la creación de una categoría 6 para aquellos huracanes con vientos sostenidos de al menos 310 km/h. Esta nueva categoría no solo reflejaría la creciente intensidad de las tormentas, sino que también serviría para alertar sobre los peligros crecientes asociados con el cambio climático. De los 197 ciclones tropicales que alcanzaron la categoría 5 entre 1980 y 2021, cinco excedieron el umbral hipotético de categoría 6, todos ellos desde 2013.
Pero la solución no reside únicamente en ajustar la escala. Es fundamental implementar mecanismos preventivos y considerar el riesgo climático en las políticas públicas. La inversión en infraestructura resiliente, la protección de zonas costeras, la planificación urbana sostenible y la educación ciudadana son pilares esenciales para enfrentar esta nueva realidad.
El huracán “Milton” es un recordatorio oportuno de la necesidad de adaptar nuestras herramientas y políticas para enfrentar los desafíos climáticos del siglo XXI. La creación de una categoría 6 para huracanes no solo mejoraría nuestra capacidad para comunicar los riesgos asociados con estas tormentas, sino que también impulsaría la adopción de medidas preventivas y la integración del riesgo climático en nuestras políticas públicas. En un mundo donde el cambio climático está redefiniendo la intensidad y la frecuencia de los huracanes, es hora de que nos preparemos para lo peor y trabajemos hacia un futuro más resiliente y sostenible.