Ante la cercanía del 12 de diciembre, expertos detallan la importancia que representa la Morenita del Tepeyac, la Madre de Dios, para los mexicanos; una devoción que sigue viva.
“Que no se turbe tu corazón. ¿Acaso no estoy yo aquí, que soy tu madre?”…
Cuenta la tradición católica que el 9 de diciembre de 1531, un indio llamado Juan Diego caminaba con rumbo al convento de Tlatelolco para tomar catecismo y escuchar la misa, cuando de pronto, a los pies del cerro de Tepeyac (aquel mismo sitio donde durante cientos de años los nativos habían adorado como su diosa madre a Tonatzin), el joven indígena escuchó una melodía que evocaba a miles de gorriones cantando al unísono.
Esto hizo que levantara la mirada a lo alto del cerro, donde observó una luz tan intensa como el mismo sol y, delante de ella, la figura de una preciosísima mujer de verde vestido, adornado con algo que parecían ser las estrellas del cielo. La aparición le dijo de forma dulce, unas palabras que quedarían grabadas para la posteridad: “Juanito, Juan Dieguito. Oye hijo mío, Juanito, el más pequeño de mis hijos, ¿a dónde vas?”.
Este fue, según la tradición, el primer encuentro que la Virgen de Guadalupe tuvo con el indio Juan Diego, uno que cambiaría la historia de la Nueva España y también de los mexicanos.
Es por eso que, ante la cercanía del 12 de diciembre y lo que esta fecha significa para México, es necesario hacer hincapié en la importancia que la figura de la Virgen de Guadalupe tiene para el pueblo mexicano, más allá de la veracidad histórica de sus apariciones.
Y es que durante mucho tiempo hemos visto que si bien la religión católica cada año pierde más adeptos, la devoción por la Virgen Morena sigue todavía muy viva. Pero, ¿por qué se presenta este fenómeno?
Ahuacatlán, donde se une la bandera y la Guadalupana
En 2016 la Facultad de Ciencias Antropológicas de la Universidad Autónoma de Yucatán, en el volumen 2, edición julio-diciembre, de “Antrópica. Revista de Ciencias Sociales y Humanidades”, publicó el artículo de investigación de Frederike Diny “La bandera nacional mexicana y la Virgen de Guadalupe. Identidad y simbología entre indígenas en una comunidad nahua de la Sierra Norte de Puebla”.
Esta publicación hace constar que en Ahuacatlán, un pueblo indígena nahua ubicado en la sierra norte de Puebla, existe una simbiosis entre la Bandera de México y la Virgen de Guadalupe, lo que hace que ambos elementos sean vistos como símbolos de la nación.
Frederike Diny afirma en su análisis que “la interrelación entre Virgen de Guadalupe y bandera nacional mexicana son la causa de que se convierten en símbolos identitarios. Son referentes importantes con respecto a dos identidades predominantes en este pueblo indígena: la nacional y la étnica”.
Un extracto de su publicación dice lo siguiente:
“Con respecto a la Virgen de Guadalupe, podemos destacar, en general, que (…) Los sujetos católicos de Ahuacatlán comentaban que esta figura es la ‘madre’ de todos los mexicanos, lo que la convierte en una figura identitaria. Mientras la Virgen se presenta como la madre, la bandera es considerada como representante de la ‘patria del pueblo mexicano’. Ambos símbolos siguen ‘el modelo de la familia (identidad genética)’ y el concepto de una comunidad religiosa”.
En su conclusión, el artículo de la Uady señala que la consideración de la Virgen de Guadalupe como la madre de todos los mexicanos, y la protectora del pueblo Ahuacatlán, demuestra que es un símbolo religioso y nacional que representa la identidad nacional y étnica. Incluso, afirma que la Iglesia Católica no es un peligro para el nacionalismo, sino es una de sus fuentes principales de reforzamiento.
El más grande
milagro de la Virgen que habla náhuatl
“Quiero mucho y deseo vivamente que en este lugar, me levanten mi templo”…
El filósofo, especialista religioso y colaborador de Peninsular Punto Medio, Roberto Atocha Dorantes Sáenz, explicó que el culto a la Virgen de Guadalupe es tan importante para el mexicano, porque es un personaje cercano, fácilmente identificable y con mucha simbología, claves para la evangelización de millones de indígenas
“Los esfuerzos de los misioneros españoles por evangelizar a los indígenas fueron infructuosos durante 10 años, hasta la aparición de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego. Y es que vemos que la imagen tiene tanta simbología que los mismos nativos autóctonos se identificaron con ella”, señaló.
“El color de la vestimenta, el manto con estrellas, el sol y la luna, todo eso para los indígenas son elementos significativos y se relacionan con sus creencias. Son detonantes para convertirse a la religión católica, y la imagen se convierte en un símbolo para México y también para el pueblo latinoamericano”, destacó.
Incluso, para Dorantes Sáenz, más allá de las múltiples declaraciones de expertos que le atribuyen a la tilma de Juan Diego características fuera de lo común, el más grande milagro que se le atribuye a la imagen es la conversión en masa de los indígenas, un suceso extraordinario en la historia de la humanidad.
“Millones de indígenas autóctonos se convierten al catolicismo. Pero la conversión en masa no es algo que se presente cada rato y, al menos en el cristianismo, cuando esto ocurre casi siempre está ligado a un milagro. Es por eso que se dice que el más grande milagro de la Virgen es la conversión del pueblo mexicano, y una prueba indeleble de su carácter divino”, expresó.
Por último, el director de la pastoral de Comunicación de la Arquidiócesis de Yucatán, Jorge Martínez Ruz, afirmó que la Morenita del Tepeyac “asume la identidad mexicana y los valores nacionales, por eso la vemos incluso como un emblema nacional. El pueblo mexicano casi en un 100 por ciento son religiosos y la gran mayoría son guadalupanos, no solo los católicos”.
“Es una fiesta para todos los mexicanos porque esta devoción a la Virgen es muy particular y muy mexicana. Hay otras devociones hermosas, pero esta es la de la Madre de Dios que aparece como una mujer de pueblos originarios que habla náhuatl. Por eso tiene un gran realce esta fiesta, porque no solo celebramos nada más a María, sino también a una Virgen que se encarna mexicana”, concluyó.
Texto: Roberto Ojeda
Fotos: Cortesía