Las esquinas de Mérida que nos llenan de nostalgia

Hace muchos años, las calles empezaron a identificarse por algunas imágenes colocadas en varias esquinas de la ciudad, dando lugar a nombres peculiares

En su obra “Mérida en los Años Veinte”, Francisco D. Montejo Baqueiro nos recuerda que la capital yucateca tuvo dos sistemas de nomenclaturas para sus calles, la primera en 1867, ordenándolas de acuerdo con su ubicación, norte, sur, oriente o poniente en primera, segunda, tercera y así subsecuentemente, esto a partir de dos ejes principales, las actuales calles 60 y 61.

Luego, a partir de 1877, con nombres de personas civiles o militares que de algún modo habían prestado relevantes servicios al estado y cuyos merecimientos justificaban, a juicio del gobierno, el reconocimiento público, pero para los meridanos de antaño resultó más práctico ponerle diversos y variados nombres de flora, fauna y hasta de situaciones relacionadas con hechos ocurridos en el lugar para, de manera más fácil, orientar a la gente que venía de lugares aledaños a la ciudad.

Era usual en aquellos tiempos para llamar la atención del viandante señalar objetivamente el nombre de la esquina con la imagen gráfica del mismo colocado en la parte superior del predio, el que ocupaba por lo general algún comercio con giro de abarrotes, farmacia o molino para granos, y de esta manera hasta nuestros días existen en la forma referida “El elefante el monifato”, y la “Cruz roja”, entre otras.

Esta vieja costumbre de nuestros antepasados, por demás original y curiosa, forma parte del acervo de nuestras tradiciones populares que muchas de las esquinas deben su nombre a algún hecho real o ficticio o alguna motivación objetiva, y a través del tiempo ha perdurado.

Una de las esquinas más antiguas de las que se tiene conocimiento es la del “Aguacate” en la calle 58 x 73, que según don Osvaldo Baqueiro Anduze, existía desde 1821, mientras que “El elefante”, el cual se ubica en la calle 65 x 46 la calle 65, se identifica de esta manera desde 1835. Otra de las más antiguas (1841) es la esquina del “Flamenco” que se ubica en el cruce de la 57 con 58. En la actualidad existe un hotel con este nombre.

Las esquinas que hasta la fecha prevalecen con los nombres con las que las conocieron nuestros antepasados son “La Casita Azul” en la 60 por 43; “Los Cocos” en la 60 por 95; “El Globo” en la 61 por 44; “El Motor Eléctrico” en la 62 por 49, “El Loro” en la 62 por 55; “El Naranjo” en la 61 por 72, “El Dzalbay” en la 64 por 53; “El Huolpoch” en la 62 A por 39, “La Vencedora” en la 62 por 39 y, por supuesto, “Las Dos Caras” en la 58 por 65.

Además son muy conocidas a lo largo de la 65 “La Esquina del Pato” en su cruce con 32; “El Chomac” en la 38;  “La Cruz de Gálvez” en la 28, y en la parte oriente de la misma calle siguen siendo populares “La esquina de la Jardinera” en la 72, “El Tecolote” en la 78, y “La Dinamita” en la 82.

En la 66 con 49 se encuentra “La esquina de los Dos Camellos” y en la misma calle caso llegando a la 75 se encuentra “La Guayabita”, nombre de una tienda que hasta hace poco cerro sus puertas después de muchas décadas.

En la 69 no se puede omitir “La esquina del Ciclón” en su cruce con la 78 y “La Gatita Blanca” en su cruce con Circuito Colonias, que en su tiempo también contó enfrente con su “Gatito Negro”. En la 69 oriente también son famosas “La esquina de Villahermosa” en su cruce con la 34 y más recientemente “El Sufragio” en la 42.

A lo largo de la 50 ,de norte a sur, se encuentra “La Letra”, “El pájaro Hu”, “El Arco de Dragones”, “El Imposible”, el “Zepelin”, “El sol”, “El Salta Perico”, “La Lira”, “El Chilam Balam”, “La Cieguita”, y en este largo listado no pueden faltar “El Venadito”, “El Cardenal”, “El Nido” y “El Pico de Orizaba”.

Vale la pena también destacar que muchas esquinas han dejado de ser llamadas como los meridanos de antaño lo hacían y una muestra de esto se observa alrededor de la Plaza Grande, donde pocos llaman “El Gallito” a la esquina de la 60 por 63, “La Duquesit”a a la 60 con 61; o “El Ómnibus” a la esquina de la 61 con 62 a la que recientemente se le ubicaba como “El Louvre”, mientras que en su cruce de la 62 con 63 ya nadie la ubica como “Los Peones”.

Tampoco le llaman “El Perro” a la esquina de la 60 por 59, mientras que las nuevas generaciones ya no ubican “La esquina del Degollado” en la 60 por 67 o “El Candado” en la 60 por 65, o “La esquina del Teatro” que es la misma 60 por 57 donde su ubica el Peón Contreras, mientras que al cerrar negocios como “El Gato Negro” también se dejó de llamar de este modo a la calle 61 por 56.

Texto y fotos: Manuel Pool / Cortesía

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