Las panaderías de antaño en Mérida

En la actualidad, a bordo de triciclos, los vendedores recorren las calles llamando al público con el sonido de una bocina, que ha sustituido el ruido que hacían al chocar las palmas de la mano abierta hace algunos ayere.

Las panaderías “Elena Vales” y “La Vieja”, además de “La Mayuquita”, son consideradas los más antiguos establecimientos de este ramo en la capital yucateca, donde el pan dulce acompañado de chocolate caliente o café eran toda una tradición familiar por las tardes.
Aún se recuerda por las calles el paso del ventero con su globo en la cabeza, donde transportaba una sabrosa variedad de panes como las conchas, la pata de queso, el tuti o el pan batido.
En la actualidad, a bordo de triciclos, los vendedores, en muchos de los casos de panaderías informales, recorren las calles llamando al público con el sonido de la bocina que ha sustituido el ruido que hacían al chocar las palmas de la mano abiertas.
A principios del siglo pasado, justo en el año de 1900, la panadería “Los Catalanes”, que se ubicaba en la 62 entre la 47 y 49 del barrio de Santa Ana, utilizaba carretones jalados por animales que al trotar hacían sonar los cascabeles que llevaban en el cuello, y era este el aviso para que las amas de casa salieran por su pan.
Es a esta panadería, propiedad de los iberos Vicente Diego y Manuel Llano, que se le atribuye ser los primeros en elaborar el pan francés, el cual pregonaban de una manera singular con los gritos de “Ces”, “cero” ataviados con la clásica boina vasca y sus alpargatas valencianas. Así fue hasta 1905 cuando traspasaron su establecimiento a su paisano, Don Constantino Fernández.
Pero fue mucho antes, en 1865, cuando se fundó la panadería Elena Vales, que hasta la fecha permanece abierta en la calle 64 entre 55 y 53, a unas dos cuadras de la redacción de Peninsular Punto Medio.
En este lugar, que hoy esté en remodelación, se elaboraba el pan de leche, los cocotazos de huevo y la bola francesa. La verdad es que hasta hace unos meses, cuando tenían pan, era todo un gusto hacer una pausa y pasar a disfrutar de una hojaldra o de unos bizcochitos de manteca, para acompañarlos de un refresco de cola bien helado, y luego proseguir con las actividades por la tarde.
De acuerdo con información de “Yucatán en el tiempo”, se tiene conocimiento que una de las primeras panaderías en la ciudad blanca data del siglo XVIII, ubicada en el Portal de Granos que tenía por nombre “La Vieja”, además surgieron otras panificadoras con la misma nomenclatura.
Entre las otras “viejas”, se encuentra la que se localiza enfrente del Bazar García Rejón, y la otra se encuentra sobre la misma calle, pero en la esquina del Degollado, ambas propiedad de los hermanos Canto Morell y abiertas al público en 1875.
En esta panadería, que en la actualidad cuenta con varios expendios en el centro, era muy clásico disfrutar del francés de huevo, más grande que los tradicionales y que las donas.
Sobre la calle 60 rumbo a la catedral de San Ildefonso, hasta la fecha labora la panadería “La Mayuquita”, que abrió sus puertas en 1940, tal como lo dice el letrero en la fachada, mientras que en el interior se conserva aún cierto ambiente que remonta al pasado, mientras que en el cruce de la 50 por 69, durante muchos años funcionó la “Panificadora La Reina”, que cerró sus puertas recientemente.
Y mientras escribimos esta nota, cae una ligera llovizna que de inmediato hace que se antoje un pan de canela, como el que elaboraba don Paulino en Espita, el pueblo natal de mi familia, donde también solía disfrutar de unas hojaldras rellenas de carne molida que elaboraba y vendía por las tardes el inolvidable don Edesio. ¡Vaya recuerdos!

Texto: Manuel Pool

Foto: Cortesía

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