Visitantes yucatecos, así como de otros estados de la República y del extranjero, descansan y activan los productos y servicos de la zona turística
En el último domingo del presente mes, muchas familias y grupos de amigos arribaron a la playa para aprovechar el clima caluroso, lo que motivó que sea un día muy bueno para los comerciantes, vendedores ambulantes y prestadores de servicios.
Siguiendo con la temporada veraniega, una buena cantidad de paseantes arribó ayer al puerto más importante del estado para refrescarse, broncearse y deleitarse con las maravillas de la naturaleza que ofrece este lugar.
Fueron unos 25 mil visitantes de diversos rumbos del interior del estado, e incluso de estados de otros estado la República Mexicana, como Puebla y Ciudad de México, llegaron desde temprana hora, alrededor de las nueve de la mañana, para poder instalarse en los alrededores de la playa y parte del playón, donde algunos colgaron sus hamacas, pusieron toldos improvisados o cargaron con su casita de campaña para poder protegerse, aunque sea de forma parcial, de los inclementes rayos del sol.
Hubo otras familias que cargaron con sus sombrillas y parasoles y disfrutaron de la brisa, el mar, la arena y sol porteño, destacando en esta ocasión de la visita de algunos paseantes extranjeros provenientes de Canadá y Estados Unidos.
En el último domingo de verano en julio, los que tuvieron ventas regulares fueron los comerciantes dedicados a la venta de productos como collares, pulseras, hamacas, gorras, mangos, avioncitos de unicel, tatuajes, granizados y kibis, entre muchos más.
En general fue un día en que las familias porteñas, las provenientes de la ciudad de Mérida, interior del estado y de la República y del extranjero se entregaron de lleno al descanso reparador o a meterse al mar para poder refrescarse del calor que hace en estos días en el puerto.
Los turistas apenas llegaron en parejas o familias se tendieron sobre la arena para broncearse y después refrescarse metiéndose al mar.
Algunos pequeños acompañados de mamá se dedicaron a formar figuras de arena, mientras los mayores saboreaban las botanas, tortas y refrescos que habían comprado en los expendios cercanos al malecón tradicional.
Texto y fotos: José Luis Chavarría