La readmisión ayer domingo de Siria a la Liga Árabe tras doce años de suspensión por la brutal represión del Gobierno sirio de las protestas antigubernamentales supone un nuevo paso para la reconciliación regional, pero está sujeta a una hoja de ruta a cumplir por Damasco para poner fin a la crisis en ese país.
Los ministros de Exteriores de los países de la Liga Árabe readmitieron ayer a Siria como miembro de pleno derecho de la organización, por lo que a partir de hoy podrá participar en todas las reuniones del ente, que celebrará su cumbre anual el próximo día 19 en Riad y a la que podría asistir el presidente sirio, Bachar al Asad, tras más de una década apartado.
No obstante, el regreso de Siria al organismo está sujeto al cumplimiento de una hoja de ruta con el objetivo de solucionar “la crisis” desatada tras las protestas contra Al Asad y la consiguiente guerra que azota el país árabe desde 2011.
La readmisión tampoco significa la normalización de las relaciones con sus vecinos, según la propia Liga Árabe.
CONDICIONES PARA LA RECONCILIACIÓN
La resolución de la Liga establece la “toma de medidas prácticas y efectivas para avanzar gradualmente a la solución de la crisis”, un proceso que se desarrollará “paso a paso”, así como que Damasco permita la entrega de ayuda humanitaria “a todos los necesitados en Siria”, es decir, también en las zonas que no están bajo el control del Gobierno.
Además, estipula la creación de un comité de contacto ministerial compuesto por Egipto, Líbano, Irak, Arabia Saudí y Jordania para dar seguimiento a la “Declaración de Amán” del pasado 1 de mayo.
Texto y foto: Agencias