Ramón Alonzo Piña decidió poner su taller tras tener éxito en la venta de las prendas en Veracruz y Oaxaca
En diciembre de 1950 con- trajeron matrimonio en Tekit Ramón Alonzo Piña y Nidia Violeta Worbis Puerto, quienes debido a la escasez de trabajo decidieron emigrar a Mérida, donde don Ramón, quien era aprendiz de panadero, pero que también se dedicaba a la sastrería, rápidamente buscó acomodo en un taller.
En una entrevista realizada hace unos años por el periodista Ylmar Pacheco, don Ramón recordó que en una ocasión le encargaron hacer una chazarilla para Pedro Infante, que no logró armar como quería pero afortunadamente contó con la ayuda de un compañero que le enseñó a mejorar día a día en su trabajo, que dominó de tal modo que luego se integró al taller de don Pedro Cab.
Después de unos años, fue don Tino Abraham, hermano del ‘Primo’ Abraham, quien lo con- venció de independizarse ofreciéndole comprarle sus hechuras de Guayaberas, lamentablemente sus compradores le quedaron mal y don Ramón comenzó a viajar a Veracruz y Oaxaca para vender su producción.
Afortunadamente le fue bien a don Ramón, quien en 1972, apenas llegó la luz eléctrica a Tekit, decidió trasladar su taller a su pueblo natal, ya que varios de los jóvenes que trabajaban ya con él, también eran originarios de esta Villa que hoy es conocida como “La Capital de la Guayabera”.
Él fue el primero en abrir su taller y siempre motivaba a quienes trabajaban con él para que abrieran el suyo y se independizaran, y esa fue la semilla que germinó en suelo fértil y hoy el 80 por ciento de los tekiteños está dedicado a la industria textil.
Ese es el orgullo más grande que tiene Luis Antonio Alonzo Worbis, hijo de don Ramón, quien continúa con la fábrica de guayaberas de su padre, y quien recuerda que esta empresa es fruto del trabajo de sus padres, ya fallecidos, que juntos se es- forzaron para crecer.
“Yo comencé a trabajar cortando guayaberas desde los 16 años, hoy tengo 64 y siempre tengo en mente los consejos de mi padre respecto a que hay que hacer con amor las cosas para que salgan bien”, dice nuestro entrevistado, quien en la actualidad es el organizador de la Feria de la Guayabera en Tekit.
“Fuimos seis hermanos, Leydi, Ramón Tere, Lupe y Rosy, pero a ellos les llamaron la atención otras actividades, pero de mis hijos que fueron cinco, ‘Cha- yo’ era muy apegada al trabajo del taller y cuando se casó puso en práctica todos sus conocimientos en el taller de su esposo, mi otra Hija, Nidia está a cargo de una tienda que tenemos por el rumbo
del Kukulcán y Bryant, el más chico, es quien además de que hace el diseño de Guayaberas, tiene una facilidad para pintar con aerógrafo”, dice orgulloso don Luis, quien contrajo matrimonio con Arlene Isabel Cetina Vera.
“Mi hijo mayor Luis tiene una fabrica de ganchos para las Guayaberas”, dice nuestro amigo, quien nos recuerda que con Didier se completa la familia Alonzo Cetina, que con trabajo, honestidad y esfuerzo honran la memoria de don Ramón, a quien Tekit le debe ser hoy “La Capital de la Guayabera”.
Texto y fotos: Manuel Pool