Marisol y su hermana Lízbeth, junto con otras personas, levantan la mano para conformar un comité que organice el gremio para honrar a su Patrona
Hace tres años, cuando surgió la iniciativa de un grupo de entusiastas vecinos de La Ermita de crear un gremio en honor a la Virgen de La Asunción, Marisol Dzib levantó la mano para integrarse, junto con su hermana Lízbeth, al Comité fundador de “La Visitación”.
Las hermanas, junto con sus familias, los Cauich Dzib y los Dzib Escalante, por segundo año consecutivo han tomado la iniciativa de donar el vestido que la venerada imagen porta la noche en la que se celebra la misa de acción de gracias del Gremio, lo que, coinciden, es una manera de agradecerle todos los favores y bendiciones recibidas a lo largo del año.
El pasado jueves 4 de agosto, “La Visitación” fue el primer gremio que entró a la Parroquia de San Sebastián durante las fiestas anuales en honor a la Virgen de la Asunción, y encabezando el contingente de peregrinos, se encontraba Andrés Cauich Escalante, quien decoró el camioncito de su empresa con motivos alusivos a la ocasión, en la que los voladores y las hiladas retumbaban dejando de manifiesto la devoción de los vecinos de la Ermita de Santa Isabel.
Y mientras avanzaba lentamente el vehículo don Andrés brevemente comentó que en su niñez vivía cerca de la Iglesia de San Martín de Porres, a la que acudía acompañado de sus padres, quienes lo condujeron por un camino de sólidos valores que ahora comparte con su esposa y sus hijos.
—Fue cuando me casé con Marisol, que cambie de parroquia y cada domingo acudimos a la Iglesia de la Ermita, donde nos integramos a las actividades entre las que se dio la oportunidad de fundar el gremio, que era un anhelo muy grande de los vecinos —comentó el entrevistado quien por cierto es el propietario de una empresa dedicada a la comercialización de tablarroca.
El matrimonio Cauich Dzib que por cierto cumplirá a principios de noviembre, el día 5, su aniversario número 28, procreó tres hijos Karina, Andrés Jesús y Ángel Ricardo, a quienes inculcaron valores trascendentales como el respeto, la responsabilidad y el amor al trabajo.
Así contó Karina, quien a sus 24 años de edad como ingeniera civil tiene a su cargo el control de obra, mientras que su hermanito Andrés Jesús acaba de concluir su carrera de ingeniero en Mecatrónica, y Ángel Ricardo está preparándose para comenzar la carrera de ingeniero civil, la misma que cursó su padre.
Precisamente, fue gracias a su carrera que Andrés conoció a su esposa, quien trabajaba en una empresa de materiales de construcción, y tras dos años y medio decidieron unir sus vidas.
A lo largo de estos años, en los recuerdos de Karina, están presentes las visitas que regularmente realizan a sus abuelos maternos que aún viven en San Sebastián, donde desde pequeña disfrutaba de las fiestas de agosto, en compañía de toda la familia.
—A la fecha acostumbramos ir los domingos a comer con mis abuelos Jose Agustín y Teresa, mientras que la mamá de mi papá, mi abuelita América ya vive con nosotros, comentó la entrevistada quien recalcó la importancia de tener una familia unida, fuente de valores y enseñanzas. —La principal es agradecer a Dios por todo lo que nos da, así nos lo enseñaron nuestros padres y se los agradecemos —apuntó.
Texto y fotos: Manuel Pool