Los Escalante, impulsores de la era dorada del henequén

Hablar de la era dorada del henequén es hablar de los Escalante, en especial de don Eusebio Escalante Castillo, impulsor del llamado oro verde de la Península durante el siglo XIX. Por lo que hoy, en Familias Yucatecas conoceremos un poco de su historia y su legado.

Él nació el 15 de marzo de 1804 en el municipio de Tekax, sus padres fueron Jacinto Escalante López y Petrona Castillo Torralba. Tuvo siete hermanos, cinco hombres y dos mujeres. Se casó con la Josefa Bates Vera, con quien tuvo dos hijos: Eusebio Escalante Bates y María patrona Escalante Bates.

Cuenta los que saben de la historia que esta familia estuvo arraigada en distintos puntos del interior del estado antes de establecerse en la ciudad de Mérida.

A don Eusebio se le adjudica ser el creador de esquemas que impulsaron el cultivo del agave y su comercialización a gran escala, y logró la transformación de la entidad sin apoyos y estímulos gubernamentales. Se le conocía como una persona con mucha imaginación y talento.

Aunque al pasar de los años su imagen no era buena, ya que los trabajadores no recibían el pago adecuado, así como sacar algunos beneficios, el oriundo de Tekax creó un efecto multiplicador de la riqueza que generó una nueva dinámica a la vida del estado.

Fue considerado un comerciante dinámico y visionario ya que vio en el mercado americano un nicho que era dominado por el cáñamo de Rusia y el abacá de Manila. Tenía tratos con una casa comercial de Nueva York a quienes les propuso un plan de financiamiento para la industria henequenera.

Algo que llama la atención entre los historiadores y cronistas es que no exista un parque, una calle o una escuela que lleve el nombre de este gran visionario, que si bien es cierto manipuló los precios del oro verde a su beneficio, tuvo a bien hacer extensivo su cultivo en todo el estado e incentivó el trabajo de otros.

Don Eusebio Escalante no sólo dio el impulso para la actividad propiamente agrícola, sino que introdujo a Yucatán las primeras máquinas de vapor para la raspa de la fibra que era vendida a los Estados Unidos.

Texto: Jesús Gómez
Fotos: Cortesía

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