El barrio de San Cristóbal es uno de los más antiguos de nuestra ciudad y sin duda de los que ocupan un lugar especial en la estima de los guadalupanos, que cada fin de año abarrotan su hermosa iglesia que terminó de construirse en diciembre de 1796.
De acuerdo al historiador y abogado Rodolfo Ruz Menéndez, en el interior del templo fue enterrado, además de otras personas de gran relieve social, político y religioso, el Sr. Joaquín García Rejón y Carvajal, vecino ilustre y benefactor de la parroquia a la que donó obras de arte como un gran óleo que representaba a San Cristóbal con el Niño Jesús a cuestas y que fue destruida el primero de mayo de 1915 por turbas de iconoclastas durante el mandato de Salvador Alvarado.
Hacia el costado sur, justo en el cruce de la calle 69 por 50 se encuentra la que fuera la casa de los García Rejón, la cual se supone se construyó a principios del siglo XVIII y que en 1833 fue adquirida por el mencionado D. Joaquín, quien la reconstruyó para su residencia.
Fue en esa misma casa donde vivió durante los años de 1810, 1822 y de 1940 a 1941 Manuel Crescencio García Rejón y Alcalá, el creador del Juicio de Amparo, quien ocupó una habitación en el segundo piso frente a la escalinata, la cual mira a la calle 50. El jurista simplificó su nombre como Manuel Crescencio Rejón, y de esta manera fue ampliamente reconocido.
Posteriormente el predio fue adquirido por Anselmo Duarte y Zavalegui, quien también fue bienhechor del templo parroquial en tiempos en los que el cura era Cristóbal Monforte, además de que acostumbraba dar de comer a los vecinos pobres del barrio.
A don Anselmo se le atribuye haber procurado el ingreso del entonces adolescente Crescencio A. Cruz al seminario, quien más tarde ejerció su ministerio sacerdotal en la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe en dos épocas memorables, la última hasta su fallecimiento.
En el predio se instaló posteriormente una escuela conocida como el Liceo de Niñas, dirigida por Libertad Menéndez Mena, hija del pedagogo Rodolfo Menéndez de la Peña. Lamentablemente esta profesora falleció al poco tiempo de ejercer su profesión, a los 19 años de edad.
A la postre, el inmueble pasó a ser propiedad de la señora Cristina Millet, viuda de Vales, bisnieta de Joaquín García Rejón y Carvajal, quien la convirtió en un albergue gratuito para familias indigentes del suburbio, razón por la que se le conoce como “La Casa de los Pobres”.
Texto: Manuel Pool
Fotos: Agencias