El apellido, de diversas familias, se caracteriza por la dedicación al trabajo, ya sea en el transporte público o resaltando la gastronomía yucateca
El apellido Herrera es uno de los más populares en Kanasín, municipio que hoy es promocionado como la “capital del panucho y donde integrantes de varias familias que no necesariamente están emparentadas entre sí, han destacado en el mundo del transporte público, y qué decir en el área gastronómica, pues donde menos se lo espera, resulta que en la historia de importantes negocios aparece un apellido Herrera.
Considerada como una familia pionera del transporte público, figura la familia Herrera, que ha brindado servicio a la comunidad enlazando al municipio con la capital yucateca desde la década de los años 40. En imágenes que aparecen en diversas páginas de Facebook, dedicadas a temas del pasado de Yucatán, se destaca una tomada en los bajos del Palacio Municipal de Kanasín en los años 50.
El dueño de aquel camión era Cornelio Herrera y sus hijos Manuel y Alfonso Herrera eran los conductores, pioneros del servicio de movilidad, en esos tiempos en los que la calle 19 de Kanasín se convierte en la calle 69 para llegar al centro de Mérida.
Un artículo titulado “Mis más lejanos Recuerdos”, Juan Herrera Cetina comenta que a principios de la década de los años 50s, viajaba frecuentemente a Mérida en las ‘wawas”, a las seis de la mañana. Las frecuencias eran cada hora, siendo la primera la de las cinco de la mañana. Él último que regresaba, salía de Mérida a las 6 de la tarde, el precio del transporte era de 10 y 15 centavos niños y adultos respectivamente.
Otro pionero del transporte entre Kanasín y Mérida fue Eduardo Herrera Herrera, también propietario del autobús “La Macarena”, de la marca Reo y marcado con el 102, vehículo que también aparece en muchas paginas de Facebook, donde se ve a Emiliano Herrera Gamboa y Alberto Herrera. Además de tener panorámico abatible, los camiones de la época contaban con maletero en la parte superior, en donde se transportaban animales, frutas y verduras, entre otros productos.
Otro Herrera que también destacó, pero en el rubro de las cantinas, fue Justino Rosales Herrera “Chuy” (Qepd), quien fuera propietario del “Bar el Gallito”, que se ubicaba en la Plaza principal de Kanasín. Al igual que su negocio, fue un personaje icónico que se caracterizaba por su trato amable, cordial y con buena plática.
En los últimos meses, Kanasín ha abanderado la promoción de los panuchos, tradicional platillo yucateco, organizando una feria gastronómica, por lo que no podemos dejar de recordar a Luis Herrera Herrera, que en 1961, a un costado de la Iglesia de Kanasín, instaló un puesto de refrescos, y que en honor a su hija, lo nombró como “Pequeña Susana”, donde primero vendió helados y refrescos, y luego sus deliciosos panuchos.
Ese fue el inicio de una gran historia que a la fecha continúan un hijo y el nieto de quien fuera el fundador de la inolvidable “Susana Internacional”, que cerró sus puertas hace dos años.
Nancy Herrera Bojórquez, nuera de Luís Herrera, platicó que hace 19 años, su esposo Luis Herrera Rejón decidió independizarse de su padre y abrió en la calle 26 por 17 y 19, de la colonia Alemán de Mérida, el restaurante “La Pequeña Susana”, retomando el nombre de aquel puesto que funcionó hasta 1967 y que luego se mudó a unas calles, ya como “Susana Internacional”, donde alcanzó fama por el sabor de su comida y el tamaño de los panuchos y salbutes, del diámetro de un plato.
Otro de los Herrera que ha hecho historia con sus panuchos fue Jose Lino Herrera, quien en 1974 inició con su lonchería llamada “María Carlota”. En la actualidad es Luis Herrera el que sigue la tradición en la lonchería “Los Faroles”, en el mercado municipal.
Texto y fotos: Manuel Pool