Los Molina y sus aportaciones a la sociedad

El matrimonio Juan Molina y María Solís, quien reside por Mejorada y sus hijos habitan algunas de las casonas que son parte del patrimonio histórico

Una de las familias con mayor abolengo y tradición en Yucatán, y que es muy reconocida por las grandes aportaciones realizadas a la sociedad yucateca es la de los Molina, que tiene su origen a partir del matrimonio de Juan Francisco Molina Esquivel y María Cecilia Solís Rosales, que por cierto se asentó en la zona de la Mejorada, donde aún se conservan algunas de las residencias que ocuparon y que son parte del patrimonio histórico de la capital yucateca.

Ellos  fueron los padres de diez hijos entre los que destaca el culto historiador y abogado Juan Francisco Molina Solís, quien en compañía de su esposa Luisa Font Hubbe y sus siete hijos Sara, María Alicia Gustavo, Juan Gabriel, Fernando, Hugo y Julio, habitó el predio número 447 que se ubica en el cruzamiento de las calles 59 por 52, el cual en la actualidad ocupa La Casa de la Protección de la Joven, María Suárez Molina A.C. que es el hogar en Mérida, de las chicas que llegan a estudiar y no tienen donde quedarse.

Juan Francisco Molina Solís se desempeñó exitosamente como jurisconsulto fue juez de distrito y posteriormente diputado al congreso local y magistrado del Tribunal Superior de Justicia también impartió clases en el Seminario Conciliar de San Idelfonso y en el ocaso de su vida fue director de las escuelas que llevaban el nombre de sus padres y que al ser gratuitas eran sostenidas económicamente por su hermano Olegario Molina quien fue dos veces gobernador de Yucatán.

Se considera que lo más importante de la obra de Molina Solís fue su investigación histórica relativa a Yucatán en 1879 publicó su primer estudio con el título fray Diego de Landa el cual generó una importante polémica con otro ilustre historiador de la época, Eligió Ancona ya que no coincidían los puntos de vista de ambos historiadores con respecto a los aspectos de vida del fraile franciscano quien fue el responsable de haber quemado y destruido importantes vestigios de la cultura maya con el pretexto de que obstaculizaban el proceso evangelizador en el que se hallaba comprometido.

Uno de sus hijos, el médico Fernando Molina Font, estudió su carrera en Inglaterra y a su regreso a Mérida contrajo matrimonio con Josefina Obdulia Montes Molina, hija de Avelino Montes linaje y nieta de su tío Olegario Molina Solís.

Respecto de Olegario Molina Solís,  quien antes de ser gobernador estableció una casa compradora de henequén con la razón social o Molina y compañía que se encontraba en la calle 59 que entonces era llamada calle de Porfirio Díaz justamente frente a la entrada principal de la estación del ferrocarril cuya estación se encontraba entonces en la Mejorada.

Olegario, construyó su casa particular en la calle 57 en un predio marcado en la actualidad con el número 459 entre la 52 y la 54 allí habitó con su distinguida esposa Dolores Figueroa y sus hijos Olegario quien falleció a edad temprana, María Teresa, Dolores, Augusto y Carmela.

Muy cerca de ahí en el número 474 de la calle 57 en su cruce con la 54 existió la elegante residencia de Augusto Molina Solís, allí vivió con su distinguida esposa Isabel Molina Figueroa, (la pareja no tuvo descendencia). Esta residencia fue demolida para construir en su lugar la actual Central Pediátrica.

Augusto Molina Solís fue médico introductor de un sinnúmero de novedades en la práctica de la medicina en Yucatán, director de la escuela de medicina y en los tiempos en los que su hermano fue gobernador promovió la construcción del hospital Agustín O`Horán con planos traídos desde Francia.

Otro de los predios que por su belleza llama la atención de quienes pasan por la calle 59, es el que ahora ocupa la Casa de la Cultura Jurídica en Mérida y que en un tiempo perteneció también al Dr. Augusto Molina Solís, quien daba consulta en su predio de la 57 por 54 antes mencionado.

Y donde se encuentran hoy el sindicato y el teatro ferrocarrilero calle 57 x 52 estaba construida la elegante residencia de José Trinidad Molina Solís, donde vivió por muchos años con su esposa Dolores Ávila y sus hijos José Trinidad, Cecilia Mercedes Rosa y Josefina. De este tronco provienen las familias Molina Castillo, Molina de regil y Molina Castellanos, entre otras.

Por cierto que de acuerdo a Francisco D. Montejo Baqueiro autor del libro Mérida en los años 20 en este mismo predio estuvo en algún momento la fábrica de chicle maya de Federico Espinosa pasos y posteriormente el colegio particular de niñas de la señorita profesora María Urbina Castellanos.

José Trinidad Molina Solís tras haber practicado la docencia y con el natural impulso y apoyo de sus hermanos incursionó en la actividad henequenera y presidió el consejo de administración de los ferrocarriles Unidos de Yucatán habiendo sido uno de los fundadores del célebre banco yucateco junto con Nicanor Ancona, su hermano Olegario y Rafael de Regil Peón.

Sin embargo José Trinidad se distinguió en un campo que era propio de la familia la ayuda a la iglesia católica a su generosidad se debe la reconstrucción de los templos de Espita, Calotmul, Peto, Cholul, Muna y Tizimín, y en la ciudad de Mérida, el templo parroquial de San Sebastián.

También en esta zona en la calle 57, pero en el número 470 letra b casi frente a la casa de Olegario tuvo su domicilio José Trinidad Molina Ávila, en la cual habitó por varios años con su esposa Lucía castillo y sus hijos Raúl, Javier, Eloy, José Mario así como Lucila. Luego Molina Ávila trasladó su residencia al predio 442 de la calle 59 x 52 donde se ubicaron en un algún momento las oficinas de Recursos Hidráulicos.

Texto y fotos: Manuel Pool / Cortesía

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