Los panuchos de la Flor de Mayo marcaron una época

La Flor de Mayo fue una lonchería que existió desde 1914 y hasta casi finales del siglo pasado en un predio ubicado en la confluencia de las calles 68 por 75 del barrio de San Sebastián.

El lugar ganó mucha fama porque a pesar de ser humilde, era visitado por grandes personalidades de la política de la primera mitad del siglo pasado, incluyendo a gobernadores como el mismísimo Felipe Carrillo Puerto.

De hecho, se relata que en el terreno que ocupaba el predio, fue alojada una parte de las tropas de Salvador Alvarado cuando en el mes de marzo de 1915 ingresaron a la ciudad recorriendo la calle 81, pasando por el cementerio general con rumbo a la Plaza Grande.

Fue entonces que, por orden del general Jara, doña Cruz proporcionaba una modesta asistencia a la tropa que incluía a algunos jefes y oficiales, siendo que el general Alvarado, que solía cenar en la fonda y charlar amigablemente con su propietaria, proporcionaba los víveres suficientes para el avituallamiento de sus hombres.

En el libro Mérida de los años 20 de Francisco D. Montejo Baqueiro, se relata que en el año de 1906 el señor José de los Santos Mendoza adquirió en propiedad dicho predio en el cual estableció una tiendita de abarrotes a la que llamó La Flor de Mayo, que funcionó hasta 1911 cuando falleció su dueño.

Entonces, la viuda doña María de la Cruz Basto, a quien se le recuerda portando con orgullo el traje regional, comenzó a vender panuchos en el costado poniente del parque de San Juan, luego vendió también en La Ermita y hasta en las puertas del cine Hidalgo que se ubicaba en la calle 60 Sur.

Fue en 1914 cuando doña Cruz comenzó a vender sus panuchos en su domicilio, y decidió retomar el nombre del tendejón que fundara su esposo: La Flor de Mayo.

Además de los gobernadores José María Iturralde Traconis, Bartolomé García Correa,  José González Beytia, Tomás Marentes Miranda y Agustín Franco Águilar, doña Cruz tuvo entre sus clientes distinguidos a Arturo de Córdova cuando todavía era locutor de radio en Mérida, así como a trovadores y bohemios vecinos del rumbo que en el lugar ensayaban sus canciones mientras esperaban alguna serenata. Entre ellos figuraban Elías Ortega, Manuel Becerra, Sergio Briceño, Fernando “el indio” Vázquez, así como Chucho Ferreiro.

Finalmente, el 17 de julio de 1965 doña Cruz falleció a los 92 años de edad, un hecho muy lamentado por los vecinos del barrio de San Sebastián donde era muy estimada tanto por su amor al trabajo como por ser presidenta de varias sociedades católicas del suburbio. 

Tiempo después se hizo cargo de la lonchería la hija de doña cruz de nombre María de la Luz Mendoza que tenía como ayudante a la señora Catalina Pérez Colli, de quien se menciona que hasta los 86 años seguía laborando en el lugar de gratos recuerdos para los vecinos de la zona.

A DESTACAR

– El lugar ganó mucha fama porque a pesar de ser humilde, era visitado por grandes personalidades de la política de la primera mitad del siglo pasado, incluyendo a gobernadores como el mismísimo Felipe Carrillo Puerto.

– Además de los gobernadores José María Iturralde Traconis, Bartolomé García Correa,  José González Beytia, Tomás Marentes Miranda y Agustín Franco Águilar, doña Cruz tuvo entre sus clientes distinguidos a Arturo de Córdova cuando  todavía era locutor de radio en Mérida, así como a trovadores.

– Fue en 1914 cuando doña Cruz comenzó a vender sus panuchos en su domicilio, y decidió retomar el nombre del tendejón que fundara su esposo: La Flor de Mayo.

– Finalmente, el 17 de julio de 1965 doña María de la Cruz Basto falleció a los 92 años de edad, un hecho muy lamentado por los vecinos del barrio de San Sebastián donde era muy estimada tanto por su amor al trabajo como por ser presidenta de varias sociedades católicas del suburbio. 

Texto y fotos: Manuel Pool