La adicción al juego no sólo puede arruinar económicamente sino también puede llevar a pensar en el suicidio, por ello una jugadora anónima y experta muestra el patrón conductual de un jugador compulsivo
Si antes se perdía en las peleas de gallos y las barajas, actualmente con los casinos existe el riesgo que algunas personas puedan llegar a padecer ludopatía.
Se estima que la ludopatía puede afectar de 1 a 3.4 por ciento de la población, y en México oscila entre el 2%. La Organización Mundial de la Salud la clasifica como una enfermedad crónica progresiva, un trastorno del control de impulsos, caracterizado porque las personas dedican gran parte de su atención y recursos a jugar en casinos o de forma virtual.
Uno de los filmes que retrata a un apostador es “El gallo de oro”, una película mexicana dirigida por Roberto Gavaldón. El guion de esta película está basado en el libro, del mismo nombre, de Juan Rulfo.
Paulina, una jugadora anónima, señaló que por invitación de una amiga empezó a ir al casino, al principio eran los fines de semana, luego entre semana hasta que prácticamente, además de su casa y trabajo, el otro lugar donde se le encontraba era en ese lugar.
La integrante de Jugadores Anónimos, donde apoyan a las personas a salir del infierno de esta adicción, dijo que comenzó apostando 50 pesos, hasta que llegó a perder dos mil pesos en minutos y que finalmente se vio en la necesidad de vender su casa para pagar deudas.
“Afortunadamente no perdí el empleo, pero prácticamente del casino me quitaba, dormía un poco y me iba a trabajar. Debía a los bancos, a mis amigos, estaba endeudada, en algún momento pensé en suicidarme”, explicó.
Recordó que la adicción trabaja en el cerebro, en la dopamina lo que genera momentos de felicidad, con la adrenalina a tope hace que quieras seguir.
Cuestionada sobre si no se daba cuenta que otras personas que iban a los casinos perdían mucho dinero, apuntó que lo minimizas ya que dices “nunca me pasará a mí porque no apostaré nunca esa cantidad”, pero no es lo que apuestas sino es el tiempo que estás jugando.
Refirió que no controlaba sus emociones, su autoestima estaba por la lona y no quería decirle a nadie lo que le pasaba para que no le digan que era una “tonta que necesitaba ayuda”.
“Como todas las adicciones no respeta nivel académico, género, edad o clase social, donde las personas que están solas o abandonadas son las más propensas a ser víctimas de esta enfermedad”, indicó.
Explicó que en los casinos no hacía amistades, lo que buscaba es que nadie la interrumpa mientras estaba jugando.
“Te pierdes el respeto a ti mismo y lo que es peor, aunque sueles estar deprimida como no comentas nada los familiares, no lo detectan porque no se nota tanto como el que es un alcohólico o drogadicto”, dijo.
Arruinada, optó por buscar ayuda y se acordó de una persona que era más adicta al juego que ella, y le había dicho que había logrado dejarlo y que fue en Jugadores Anónimos, por lo que lo llamó y fue así como llegó al lugar donde la ayudaron a salir de ese callejón sin salida.
Apenas escuchó algunas historias en ese lugar y pensó que estaban hablando de ella, con lo que se muestra que suele repetirse el patrón conductual de los adictos. Fueron ocho años que fue jugadora y ahora sólo se enfoca a seguir los 12 pasos para no jugar y en aumentar su espiritualidad.
Por su parte, la psicóloga Deyanira Álvarez Villajuana, indicó que no todas las personas que juegan desarrollan una adicción, del mismo modo que no todas las personas que beben terminan siendo alcohólicas.
Señaló que el adicto no sabe poner límites, el juego termina rebasándolos, así sucede con el vigoréxico que no quiere dejar de hacer ejercicio, o la que no deja de hacerse cirugía al estar obsesionada con la belleza.
Explicó que el juego les da la falsa ilusión del “golpe de suerte que ganarán y se volverán ricos”, cuando los equipos en los casinos están diseñados para que ganen ellos; en dado caso, tendría uno que ser un hacker como sucedió en Estados Unidos, donde uno de éstos quebró varios y hasta fue buscado por el FBI.
Sobre que en México el 24.5% de la población entre 12 a 65 años ha jugado al menos una vez un juego de apuestas en su vida, resaltó que en las últimas décadas la ludopatía es la adicción sin sustancia más atendida en los centros de salud, pero sobre todo las relacionadas con máquinas tragamonedas y el bingo.
Deya puntualizó que esas personas tienen que tocar fondo para que intenten buscar ayuda y que en ocasiones los conocidos no pueden apoyar mucho ya que no saben cómo hacerlo, incluso ellos requieren de ayuda profesional por la codependencia.
El adicto requiere de ayuda profesional y en ocasiones no únicamente de terapia sino hasta de psiquiatra (medicina), dado que puede tratarse de una persona con bipolaridad o con un trastorno de límite de personalidad.
Para consulta por este problema pueden llamar al celular de Álvarez Villajuana, 9991 20 66 69.
De acuerdo al estudio “¿Qué es la ludopatía y qué consecuencias tiene?” de Miguel Roa, las afectaciones para cada persona son diferentes, y por ello la adicción afecta en distintas formas según variables biográficas, de género, edad, tipo de juego, situación económica, otras adicciones presentes, entre otros.
Estos son algunos de los indicadores de la adicción al juego: sufren síntomas de dependencia, tolerancia y síndrome de abstinencia, de manera muy similar a las personas adictas a sustancias.
-Experimentan un deseo o un impulso emocional y físico que solo se calma una vez que inicia la conducta de apostar y cada vez necesitan más dinero y pasar más tiempo jugando.
-Se sienten irritados e inquietos cuando no pueden jugar por algún motivo externo o cuando intentan controlar su adicción y jugar y conseguir tiempo y dinero se convierte en la preocupación principal.
-Usan el juego como una vía de escape a los problemas y suelen minimizar, ocultar o negar su adicción y se ponen en riesgo, pierden o deterioran relaciones laborales, escolares y familiares.
Recomendaciones para prevenirla: Dirigidos a padres y madres que quieran prevenir el juego patológico.
-Da ejemplo. Un ejemplo vale más que mil palabras. El mejor modelo de conducta es no apostar nunca.
-Haz pensar. Desarrolla un discurso crítico, desmontando la asociación entre diversión y juego y las matemáticas primero. Desarrolla un pensamiento racional y desmitifica el concepto de suerte. Habla siempre de probabilidades matemáticas de premio.
-Cuestiona. Sé crítico con la publicidad y con aquellas personalidades que fomenten las apuestas.
-¿Educas en valores financieros? El valor del ahorro, del consumo responsable y del control de la economía doméstica, son buenos valores preventivos.
-Repite y desarrolla la idea. La banca siempre gana y hazte creíble para esto acepta la idea de que existen personas que juegan dinero puntualmente sin llegar a tener un problema.
-Pide ayuda. Si crees que algún miembro de tu familia tiene un problema con el juego, no lo dudes y pide ayuda hasta encontrar el recurso adecuado.
En caso de que requiera ayuda a algún familiar pueden también llamar a Jugadores Anónimo al celular 9995 45 29 25.
Texto y fotos: Darwin Ail