Dos poderosos actores globales presionaron este miércoles a los negociadores para que alcancen acuerdos en las conversaciones climáticas de las Naciones Unidas en Belém, Brasil, donde está por cumplirse un plazo autoimpuesto. El secretario general de la ONU, António Guterres, recorrió las salas de reuniones, mientras que el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva se unió a las conversaciones de la COP30 este miércoles por la mañana. “La llegada del presidente Lula y António Guterres es enormemente significativa y sugiere que los anfitriones piensan que deberíamos aprobar algún tipo de acuerdo”, indicó Mohamed Adow, de la organización ambiental keniana Power Shift Africa. “No suele ocurrir que el presidente participe en las conversaciones a mitad de la segunda semana sin tener algo que mostrar”, agregó. Guterres se reúne con los indígenas brasileños El secretario general de la ONU se reunió este miércoles con líderes indígenas brasileños para escuchar las reivindicaciones que les llevaron a protestar durante la cumbre climática COP30, que se desarrolla en Belém, en plena Amazonía. La principal reivindicación fue la necesidad de garantizar sus derechos de propiedad sobre sus tierras a través de los procesos de titulación de las mismas, según un comunicado difundido por la ONU. Dinamam Tuxá, coordinador ejecutivo de la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (APIB), principal organización de los pueblos originarios del país, afirmó que la protección de las tierras es una “responsabilidad global”. “El mundo debe reconocer verdaderamente nuestro cuidado de los territorios indígenas como una solución a la crisis climática. Nuestras tierras y nuestras formas tradicionales de gestionarlas deben ser reconocidas”, afirmó Tuxá, según el comunicado. La presidenta del Foro Internacional de los Pueblos Indígenas sobre el Cambio Climático, Sinéia do Vale, afirmó que la demarcación de diez territorios indígenas es “posiblemente” la mejor noticia de la COP30. Los indígenas han protestado en la COP30 por la lentitud en los procesos de protección de sus tierras y también, contra proyectos gubernamentales, como la prospección de petróleo en la Amazonía y la construcción de una línea de ferrocarril cerca de tierras indígenas y que se destinará a la exportación de soja. En la COP30, 35 países y organizaciones filantrópicas se comprometieron a aportar 1,800 millones de dólares durante los próximos cinco años para impulsar la titulación de tierras para los pueblos indígenas, los afrodescendientes y las comunidades locales.




