Manejo de la ira

René Emir Buenfil Viera
psicrenebuenfil@gmail.com

¿Qué nos pasa a los hombres cuando el enojo se vuelve nuestra primera respuesta?    Cuando solo nos damos permiso de expresar ira nos estamos enganchando en explotar y lastimar a las demás personas, y en creer que nos tienen que aguantar como somos, o que deberíamos ser así, o que las otras emociones básicas (alegría, tristeza y miedo) no son humanas y no nos damos la libertad de comunicarlas con la misma intensidad, como si nos diera pena o las veamos como poco masculinas. En realidad, fluir con nuestro rango completo de emociones y su complejidad es lo que nos da experiencias significativas, transformadoras y enriquecedoras.

¿Qué herramientas de la inteligencia emocional nos sirven para manejar la ira? Como dice Aristóteles en ética a Nicómaco: “Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso no resulta tan sencillo”, por lo tanto, la emoción de la ira no tiene ninguna carga de valor, no es buena ni mala en sí, pero lo que hacemos y decimos a partir del enojo sí contribuye a cuidar o dinamitar nuestras relaciones con las demás personas, y cuando entendemos que en el pedir está el dar, y que lo cortés no quita lo valiente, podemos encontrar maneras más asertivas, constructivas y claras de expresar esta emoción sin exagerarla, ni buscar “no quién me la hizo, sino quién me la paga.”

¿A qué o a quiénes le estamos dando el control de nuestra ira? Si cualquier cosa me saca de quicio y me arruina el día el error de alguien más, o que las cosas no salgan como yo quiero, o algún detalle que si lo analizo es insignificante, quizá nuestra neurosis está fuera de control, y nuestras ansias de controlarlo todo están arruinando nuestro estado de ánimo y de paso nos estamos aferrando a la idea de que es mejor que las personas nos tengan miedo para que nos hagan caso. Tal vez necesitamos empezar por lo menos a cuestionar y reflexionar sobre a dónde nos van a llevar o a dónde nos han conducido nuestros objetivos e intenciones, cuán problemática es la situación y cuáles serían sus consecuencias en el futuro inmediato si seguimos en la misma dirección.

Supongamos que quiero cambiar, aprender a manejar mi ira, ¿cómo le hago? En psicoterapia buscamos las razones de porqué está tan incrustada esta actitud de enojarse a la primera de cambio para encontrar alternativas, además de hacer una revisión de cuáles son otras salidas o actividades con las que se puede canalizar la ira de maneras adecuadas, también es útil la psicoeducación en inteligencia emocional, comenzando por el libro de Daniel Goleman, que inventó el término. Estas dos posibilidades nos abren la mente a intentar nuevas maneras de gestionar nuestros enojos que quizá no habíamos pensado antes y entender que si estamos necesitados de un cambio quiere decir que nuestras maneras que antes funcionaban hoy ya no lo hacen o ya no son tan efectivas y es buen tiempo de reinventarse.

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