El mexicano Manuel Guerrero, detenido hace seis meses en Catar por su orientación sexual, compartió este martes, tras su regreso a México, que mantiene la esperanza de reconstruir su vida, pese a la experiencia que vivió, y urgió a combatir el estigma y la ignorancia que rodean al VIH.
En un discurso, Guerrero agradeció las muestras de apoyo que recibió en todo el mundo hasta salir del país árabe, y señaló que su caso es “solo uno de muchos”, por lo que aprovechó para “arrojar luz sobre las duras realidades que algunas personas de la comunidad LGBTQ+ enfrentan en Catar”.
“Catar siendo uno de los países más ricos del mundo, somete a sus propios ciudadanos a terapias de conversión, inhumanas e injustas, simplemente por ser quienes somos”, sostuvo Guerrero, quien denunció múltiples violaciones a sus derechos humanos durante su encarcelamiento.
Guerrero enfatizó la importancia de que el mundo sepa que las personas que viven con VIH y tienen una carga viral indetectable, como él, no pueden transmitir el virus. “Esta es una verdad científica que debe ser difundida para combatir el estigma y la ignorancia que aún prevalecen en tantas partes del mundo, incluido Catar”, remarcó Guerrero.
El mexicano padeció el condicionamiento de sus medicamentos retrovirales, lo que calificó como “tortura”, además de que lo separaron de los otros presos para, supuestamente, evitar que los contagiara.
Guerrero aseveró que “Catar mantiene centros de detención en condiciones inhumanas e insalubres”, y que “el mismo Estado no garantiza el debido proceso al promover la tortura física y psicológica y no proveer asesoría legal o de traductor”, situaciones que también sufrió.
El mexicano de 45 años, que durante 7 años trabajó en una aerolínea en Catar, compartió que ahora está en “un nuevo rumbo”, con la esperanza de “sanar las heridas de los últimos meses”, pasar tiempo con su familia y amistades, y seguir su carrera profesional.
Texto y foto: EFE