Más de un año y no hay rastro de Irma Galindo

Según el informe del Cemda, San Esteban Atatlahuca, Oaxaca tiene un mayor número de agresiones en 2021 contra las y los defensores del medio ambiente

No sabemos nada, ya tiene más de un año que desapareció y no sabemos qué pasó con ella, dice una de las mujeres desplazadas desde un albergue, al referirse a Irma Galindo y otras tres personas no localizadas desde el mes de octubre del año pasado, tras la violencia generada en Guerrero Grande, Mier y Terán y Ndoyonuyuji, comunidades de San Esteban Atatlahuca, en la Mixteca de Oaxaca. 

De acuerdo con un informe presentado recientemente por el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda), San Esteban Atatlahuca se convirtió en el municipio que registró mayor número de agresiones en 2021 contra las y los defensores del medio ambiente, la tierra y el territorio en México: fueron 60 agresiones reportadas en 24 eventos de violento.

“Es de prioridad asegurar y garantizar el acceso a la vida de las y los defensores, porque son quienes están resistiendo ante un exterminio medioambiental; debe garantizarse el cuidado de los pueblos originarios porque son ellos quienes mantienen la vida”, señaló Ita Xavi, integrante de la red de Defensores Indígenas.

Irma Galindo fue vista por última vez el 27 de octubre del 2021 en la Ciudad de México, una semana después de los hechos violentos ocurridos en Atatlahuca, donde decenas de personas huyeron de Guerrero Grande, Mier y Terán y Ndoyonoyuji, luego de que un grupo de personas atacaron estas comunidades y prendieron fuego a sus casas.

A la fecha, las autoridades no han informado el avance de las investigaciones para localizar a la activista, ni a otras tres personas; además, se desconoce si continúan las búsquedas, afirman algunas mujeres desplazadas y familiares.

Irma Galindo, de 38 años de edad, comenzó a integrarse con las comunidades en la defensa del bosque desde antes del 2019, narra uno de los vecinos de Mier y Terán. Antes de su desaparición, la activista declaró a medios de comunicación que constantemente fue víctima de amenazas y hostigamientos por parte de la autoridad agraria y municipal de Atatlahuca.

Las mujeres refugiadas en un albergue del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (Inpi) recuerdan a Irma Galindo como parte de su comunidad e integrante de la lucha en la defensa de sus bosques, motivo por el cual aseguran que fueron expulsadas de su comunidad.

“No ha habido ningún avance sobre los desaparecidos, no se les ha informado sobre las investigaciones a los familiares, menos a nosotros. Tampoco hay detenidos por quemar nuestras viviendas”, expresa Valeriano Riaño, representante de los desplazados de Ndoyonuyuji.

Texto y foto: Agencias