Más seguridad para Yucatán…

Por Miguel II Hernández Madero 

La administración de Mauricio Vila Dosal anunció una nueva derrama de recursos para comprar equipo y reforzar la seguridad en el estado “más seguro de México”; esto a poco menos de un lustro de aquel famoso “Escudo Yucatán”, que representaría mil 500 millones de pesos y así se blindaría a la entidad frente a la inseguridad creciente en el país.

Es una buena noticia, que se suma a otras que nos deben llevar a mantener una sonrisa de satisfacción en el rostro. Tenemos el privilegio de vivir en el estado “más seguro”, donde los índices de felicidad son altos, donde hay menor desempleo, con una creciente actividad turística (innovadora, para darle un plus), con desarrollo cultural y social, pero sobre todo, con el “mejor gobernador de México”.

Casi el paraíso y los yucatecos no lo agradecemos. Somos unos ingratos, definitivamente, pero…

Yucatán sigue siendo de las entidades con los salarios más bajos en el país; aunque no vivimos en una zona de guerra como ocurre en otras entidades, poco a poco vemos actos delictivos que no eran comunes en estas latitudes, de tal manera que nos encontramos con asaltos, homicidios, robos a casa habitación, entre otras cosas, aderezado con arbitrariedades de algunos elementos policiacos quienes se transforman al ponerse el uniforme, sin entender que son servidores públicos y están precisamente para servir y proteger.

Pero sigamos con el recuento. En el aspecto social, pese a tener recursos hasta ahora no se ha visto resultados o políticas públicas de parte de la Secretaría de Desarrollo Social del gobierno del estado, aunque lo más probable es que veamos que empiece a moverse la dependencia el próximo año, preparando el terreno para el proceso electoral de 2021.

Pero ¿qué implica este nuevo reforzamiento de la seguridad? Hablamos de equipo de alta tecnología, que servirá para mantener fuera de Yucatán a los grupos de la delincuencia organizada, pero lo peligroso es que se desvíe su propósito y se convierta en una herramienta de control, con ojos que todo lo ven y oídos que todo lo escuchan, sin prestar atención al objetivo principal de combatir la inseguridad.

Es cierto no vemos tiroteos en las calles, no hay ejecuciones constantes, pero sí tenemos zonas (incluso en el primer cuadro de la ciudad), que son riesgosas y a donde esa vigilancia no ha llegado, no se previene y mucho menos se investiga, como si hubiese ciudadanos de primera y de segunda clase y hasta los “sin clase”, quienes no existen, son invisibles.

Pero, bueno, eso quizá sea una percepción irreal, una fantasía, porque no debería estar ocurriendo en la entidad que cuenta con mejor gobernador del país. Esperemos que en Yucatán concluya el tiempo de la pasarela bajo los reflectores y nos encaminemos a un horizonte de desarrollo y bienestar para todos. Yucatán no necesita de autoridades viajeras que evadan el contacto con los ciudadanos. Yucatán necesita más que promesas y discursos bonitos. Necesita acciones.
Hasta la próxima…

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