Meditación: menos ruido y más silencio en nuestras vidas

Por: Roberto Dorantes

Ya nos encontramos en la primera semana de enero del 2020, para este año me gustaría proponer algo que nos ayudará a ser mejores personas, que nos puede ayudar a liberar los ruidos de nuestras vidas.

Siempre estamos ávidos de las noticias de lo que sucede en el mundo, si los conflictos internacionales desatan una gran guerra, si este año será un año bueno o malo en la economía, si la violencia en el país aumenta, si la empresa donde trabajo seguirá creciendo, o si mi trabajo me rendirá para continuar manteniendo a la familia, todo esto son ideas que pueden quitarnos la paz y la tranquilidad.

Para que no perdamos la tranquilidad invito a realizar el ejercicio de la meditación diaria. Buscar el silencio de la meditación, acallar todas las preocupaciones que hacen que no me fije en lo que realmente es necesario para mi vida. Mucho mejor la meditación es la luz que brilla en las tinieblas de nuestro interior que nos lleva al propio conocimiento y a la Verdad.

Cuando hablamos de la verdad, de una manera a otra nos consideramos especialistas, esto hace que coloquemos una barrera natural a los que piensan distinto, considerarnos poseedores de la verdad absoluta, puede llevarnos a despreciar a los demás; sin embargo, el conocimiento de la Verdad, causa el efecto contrario, nos lleva amarnos a nosotros mismos, a los demás y a Dios.

La meditación nos ayuda al conocimiento del propio yo, es como una radiografía que hacer ver todo de nosotros: debilidades, fortalezas, emociones, sentimientos, deseos, miedos, alegrías, a través de la meditación podemos llegar a la esencia de nuestro ser.

La meditación es una brújula en el mar de la vida, que nos da el norte de nuestro destino final, este ejercicio espiritual nos ayuda a conocer nuestra naturaleza; este conocimiento nos lleva a valorar a cada ser humano, por el hecho de que sabemos que todos somos de la misma naturaleza, ya no nos quedamos, nada más con el cascarón o la apariencia de las personas, sino que apreciamos aquellos que nos hace ser.

Imagínense el grado de gratitud que lograríamos con la meditación, con los demás y con nuestro Creador, podríamos comprender lo que nos revela Dios, a través del universo. Leer las Sagradas escrituras nos pueden ayudar a meditar, por eso dejo este pequeño pasaje como un pequeño ejercicio: “En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios. Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada. El Verbo era luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo. En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció. El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”.

Ya nos encontramos en la primera semana de enero del 2020, para este año me gustaría proponer algo que nos ayudará a ser mejores personas, que nos puede ayudar a liberar los ruidos de nuestras vidas.
Siempre estamos ávidos de las noticias de lo que sucede en el mundo, si los conflictos internacionales desatan una gran guerra, si este año será un año bueno o malo en la economía, si la violencia en el país aumenta, si la empresa donde trabajo seguirá creciendo, o si mi trabajo me rendirá para continuar manteniendo a la familia, todo esto son ideas que pueden quitarnos la paz y la tranquilidad.
Para que no perdamos la tranquilidad invito a realizar el ejercicio de la meditación diaria. Buscar el silencio de la meditación, acallar todas las preocupaciones que hacen que no me fije en lo que realmente es necesario para mi vida. Mucho mejor la meditación es la luz que brilla en las tinieblas de nuestro interior que nos lleva al propio conocimiento y a la Verdad.
Cuando hablamos de la verdad, de una manera a otra nos consideramos especialistas, esto hace que coloquemos una barrera natural a los que piensan distinto, considerarnos poseedores de la verdad absoluta, puede llevarnos a despreciar a los demás; sin embargo, el conocimiento de la Verdad, causa el efecto contrario, nos lleva amarnos a nosotros mismos, a los demás y a Dios.
La meditación nos ayuda al conocimiento del propio yo, es como una radiografía que hacer ver todo de nosotros: debilidades, fortalezas, emociones, sentimientos, deseos, miedos, alegrías, a través de la meditación podemos llegar a la esencia de nuestro ser.
La meditación es una brújula en el mar de la vida, que nos da el norte de nuestro destino final, este ejercicio espiritual nos ayuda a conocer nuestra naturaleza; este conocimiento nos lleva a valorar a cada ser humano, por el hecho de que sabemos que todos somos de la misma naturaleza, ya no nos quedamos, nada más con el cascarón o la apariencia de las personas, sino que apreciamos aquellos que nos hace ser.
Imagínense el grado de gratitud que lograríamos con la meditación, con los demás y con nuestro Creador, podríamos comprender lo que nos revela Dios, a través del universo. Leer las Sagradas escrituras nos pueden ayudar a meditar, por eso dejo este pequeño pasaje como un pequeño ejercicio: “En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios. Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada. El Verbo era luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo. En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció. El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”.

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