México se despertó con la multitud de cánticos, bailes y agradecimientos que los cerca de 11 millones de peregrinos y peregrinas dedicaron ayer, día de Nuestra Señora de Guadalupe, la “madrecita” del país.
Así la describe a EFE el joven Ricardo Zárate, que llegó caminando desde Chimalhuacán, en el céntrico Estado de México, para venerarla por segunda vez consecutiva: “Cada año es un honor visitar a la madrecita de México, estar con los peregrinos, y andar toda la noche”.
El ambiente de primera hora de la mañana, cuando algunas personas se están levantando o justo llegan de su andadura, está impregnado del olor a copal quemado y de solemnidad hacia uno de los grandes símbolos nacionales.
La fe por la Virgen de Guadalupe surgió en México el 12 de diciembre de 1531, pues la leyenda dice que esta virgen morena se le apareció al indígena Juan Diego, quien fue canonizado en 2002 por el papa Juan Pablo II, en el Cerro del Tepeyac, a cuyos pies se ubica actualmente la basílica, en la capital mexicana.
Dos peregrinos provenientes de León, en el también céntrico estado de Guanajuato, llegaron a la explanada de la basílica de rodillas para cumplir con una promesa que hicieron a la Virgen de Guadalupe.
“Si me daba nietecita, venía a verla de rodillas. Esta es la promesa”, explicó Felipe García acompañado de su hijo Israel, quienes ya acudieron el año pasado a agradecer la llegada del hermano de la recién nacida.
José Ramírez Cuéllar, originario de Huandacareo, Michoacán, también acude al peregrinaje para expresar su gratitud a la virgen morena, pues su esposa prometió que visitarían la basílica si él se recuperaba de un grave accidente que sufrió.
En cambio, Richard Rodríguez, que realizó su peregrinaje desde San Martín Texmelucan, en Puebla, con una talla de la Virgen de casi dos metros, tiene entre manos una petición “de 10 años”, de los que lleva cumplidos cuatro. “La manda es dejar todo tipo de drogas y, la verdad, sí me está resultando. Nunca he estado enganchado y solamente me estoy dedicando a ella (la Virgen). Se me está olvidando todo esto de las drogas”, puntualiza sonriente.
A lo largo de la noche y hasta bien entrada la mañana, los bailes tradicionales y los mariachis amenizan la llegada de los peregrinos que vienen desde distintos puntos de la geografía mexicana.
Texto y foto: EFE