Hoy, quiero escribir sobre la familia porque ayer se celebró su día y porque hoy no hay nada que podamos defender que sea más importante, simplemente porque es la institución más antigua de todas las creadas por el hombre, por encima de cualquier otra.
La familia es una de las tres filiaciones más importantes que tiene el ser humano y de las cuales no se puede renunciar, ya que todos venimos de un padre y una madre (las otras dos son la divina al ser hijos de Dios y la Patria al nacer en un país en concreto), por eso es un bien inamovible que no debe ser modificado.
Además es la más simple de todas, porque en primera instancia dos personas deciden unir sus vidas y luego deciden tener hijos, lo que forma un conjunto de ascendientes, descendientes y demás personas relacionadas entre sí por parentesco de sangre o legal, que a su vez.
Y es importante porque la familia tiene enclavada en sus genes la mayor misión de todas, que es la de educar a las siguientes generaciones.
Teniendo en claro su relevancia no debería ser necesario defenderla, ya que solo un loco se atrevería siquiera a realizar cualquier acción que pudiera lastimarla en su esencia o sacarla de su contexto. El problema es que, por increíble que parezca, hoy en día hay fuerzas que quieren sacarla de su realidad y convertirla en algo que no es, atacando primero a su base: el matrimonio.
Primero se ataca su labor progenitora, ya que se presenta a los hijos (parte esencial de la familia) como un estorbo y una carga. Mientras menos mejor, se dice por allí.
Después se le ataca en su concepto de autoridad, porque el concepto de patria potestad está desapareciendo. La labor del padre es ridiculizada cada día más en medios de comunicación, mientras que la mujer es bombardeada por conceptos que la denigran y la dejan como objeto sexual.
Hoy en día, la familia vive una crisis que la está llevando a su desquebrajamiento paulatino. Hoy en día, qué lejos estamos de aquella antigua definición de matrimonio hecha por Santo Tomás de Aquino, quien decía que “es la unión ante Dios de uno con una y para siempre”.
Por Roberto Ojeda*
rojeda07@hotmail.com
*Católico, esposo y padre de 4 hermosas hijas. En sus ratos libres, reportero.