Migrantes saturan refugio que podría cerrar en la frontera norte

Los activistas que mantienen el lugar señalan que están impedidos de recibir a más personas e incluso analizan reducir de tres a una comida diaria para continuar operando.

La llegada de 150 migrantes haitianos ayer a un refugio en Matamoros, Tamaulipas, fronteriza con Estados Unidos, ha provocado la saturación del lugar, con espacio para 250 personas, y una crisis por la falta de recursos.

Los activistas que mantienen el lugar señalaron que están impedidos de recibir a más personas y familias e incluso, dijeron, analizan reducir de tres a una comida diaria para continuar operando.

Más de 150 migrantes, una gran mayoría originarios de Haití, algunos centroamericanos y mexicanos, llegaron ayer al sitio, ubicado al sur de Matamoros, que se ubica a unos kilómetros de la frontera entre México y Estados Unidos, para pedir se les diera acceso mientras logran cruzar a la Unión Americana.

“No tienen dónde quedarse, tienen que rentar habitaciones o dormir en la calle. Se lo he dicho a la cónsul de Estados Unidos que es problema de ellos y no los veo aquí haciendo algo al respecto. Ese es el trabajo de ellos, pero lo tenemos que hacer nosotros” declaró el director del refugio, Abraham Barberi.

Antes de operar como albergue, el edificio era un centro religioso, pero a raíz del Campamento Migrante, que estaba en el margen del río Bravo y fue clausurado hace más de un año, se propuso que este lugar diera protección a unos 60 extranjeros y desplazados mexicanos.

Sin embargo, ante las circunstancias se tuvo que aceptar a los migrantes que llegaban de otros países de Centro y Suramérica a México.

Barberi, líder religioso, informó que no cuentan con capacidad para resguardo, ya son 250 personas, entre niños, mujeres y adultos, que viven en ese lugar, lo que ha reducido el espacio y ha mermado en los alimentos, como los insumos diarios.

Los migrantes al enterarse de que no había oportunidad de habitar temporalmente en el sitio optaron por retirarse a buscar alquilar una vivienda o insertarse en alguna casa con compatriotas o, en última opción, pernoctar en la calle a la deriva de la delincuencia que flagela este municipio fronterizo.

La región vive un flujo migratorio récord hacia Estados Unidos.

Texto y foto: Agencias