Milperos luchan por su sobrevivencia

El parque de La Mejorada, en el Centro Histórico de Mérida, fue el punto de encuentro de hombres y mujeres de campo que llegaron desde diversas comunidades del oriente y sur del estado, para intercambiar o vender semillas, principalmente de maíz, y también para que los

alumnos de diversas licenciaturas de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady) y público en general conozca la amplia variedad y las valore.

“La Feria de las Semillas” es una iniciativa de la Uady que llega a su onceava edición, en esta ocasión congregando a 30 expositores, como es el caso de José Alfredo Canul Ojeda, quien, acompañado de su hijo, salió muy temprano de la comunidad de Xoy, en el municipio de Peto, para estar presente en este evento en el que, además de semillas de maíz, trajo miel de abeja.

“Estamos esperando que llueva para sembrar, no tenemos sistemas de riego”, explicó José, quien de esta manera expresó su preocupación por la sequía, pues los pronósticos hablan de un retraso en llegada de la temporada de lluvias. A pesar de ello, expresó el amor que le tiene a su milpa, ya que con su trabajo diario preserva los conocimientos hereda- dos de su padre y abuelo, quienes en la actualidad tienen edades de casi cien años y setenta, respectivamente.

“No tengo dinero para invetir, así que tengo que conformar- me por trabajar dos hectáreas, tengo más de veinte variedades de maíz, como el que conocemos como gallito, y con eso tengo producto almacenado para comer, su alguien lo pide, tengo para vender también”, indicó.

En cuanto a la miel, José co- mentó que, con la sequía, es necesario alimentar a las abejas con azúcar, que es más cara por kilo que la propia miel, así es que ya no es redituable venderla a los mayoristas, que la pagaron a un precio muy bajo, de 20 pesos el kilo.

“Estoy contento con lo que tengo, no soy rico, pero comida no nos falta, tenemos maíz y otros sembrados como la calabaza y el frijol”, manifestó el entrevistado, quien lamentó que muchos jóvenes abandonen sus tierras para irse a trabajar a Cancún o Playa del Carmen como albañiles o en otras actividades.

MENOS PRODUCTORES

Al respecto, el investigador y maestro de la Facultad de la Fa- cultad de Medicina Veterinaria de la Uady, Jorge Cetz Iuit, señaló que en los últimos veinte años, en la zona de Peto disminuyó en un 50% el número de personas dedicadas a la milpa.

“De tener 250 pequeños pro- ductores hace 20 años, hoy que- da la mitad, siendo que unas 120 familias trabajan alrededor de 90 hectáreas”, detalló.

En este sentido consideró que hay varios factores sociales que intervienen para que la milpa no se cultive como antes, como la migración de los jóvenes del campo a la ciudad, por el alto riesgo que representa practicar la agricultura de temporal; la edad muy avanzada de productores que aún se dedican a la milpa, de cincuenta y hasta setenta años, que son los que todavía se arrai- gan y siguen cultivando, además del factor económico, pues si la milpa no dio, tienen que buscar otras opciones de empleo y obte- ner ingresos.

En cuanto a la Feria de las Semillas y la importancia de preservarlas y convertirse en sus guardianes, como se llama uno de los grupos que participó en esta edición, Cetz Iuit mencionó que, a raíz del cambio climático, muchas de las semillas que se trajeron a este evento, están en riesgo, así es que al ponerse ahora a disposición de sus compañeros, se preservan.

“Si un productor que no tiene alguna variedad, la puede conseguir con un compañero, inclusive intercambiándola”, explicó el entrevistado, quien agregó que

en Yucatán hay tres variedades de maíz: el “Naal Teel”, que es de ciclo corto, es decir, que tarda entre mes y medio o dos en producir; el “Dzitbacal”, de ciclo intermedio, pues da en dos meses a dos meses y medio, y el “X’ Nuc Naal”, el más cultivado en el estado, además de una sub raza, el “Mejenaal”.

EL FUTURO DE LA ACTIVIDAD

Pero ¿cuál será el futuro de la actividad milpera en Yucatán? ¿Sigue siendo rentable?, se le preguntó al docente, quien res- pondió que deben destinarse más apoyos para fortalecer al sector, mientras que los pequeños productores deben de organizarse para formar cooperativas y ase- gurar volúmenes importantes de venta para poder competir con los grandes.

Al evento, además de productores de los municipios de Kan- tunil y Chacsinkín, acudieron los integrados al Programa Círculo 47 del Ayuntamiento de Mérida, que llevaron la muestra diversas hortalizas y productos derivados de la miel como jabones, cremas y shampoos, al igual que panes de elote y buñuelos, además de artesanías.

La declaratoria inaugural correspondió al director de Turismo y Economía del Ayuntamiento de Mérida, José Luis Martínez Semerena, quien destacó la importancia de apoyar a los productores y, sobre todo, el pagar un precio justo.

Texto y fotos: Manuel Pool