Misnebalam: un pueblo fantasma rodeado de misterio

A poco más de 30 kilómetros, partiendo de la Plaza Grande de Mérida, se encuentra Misnebalam, el pueblo fantasma en el casco de una hacienda henequenera que tuvo su esplendor bajo el mando de D. Fidencio G. Márquez.

A propósito del Día de Muertos, la recomendación para el Paseo Dominical de Punto Medio es ese lugar, abandonado sí, pero que todavía muestra a quienes se aventuran a conocerlo, la grandeza de lo que fue.

Su casona derruida y con goteras por todos lados, todavía no es peligrosa, por lo menos a simple vista, para caminarla, aunque ya las autoridades han colocado avisos de un posible derrumbe.

Todavía se aprecia, por ejemplo, la cocina con sus azulejos, así como un cuarto de alacena, con varios espacios para colocar los trastes y utensilios para preparar los alimentos.

Un amplio jardín o corrales, en su explanada principal, está coronado por una enorme cruz, en el que en lugar de un cristo crucificado, está el letrero con el nombre del lugar, a manera de bienvenida.

Misnebalam, en su tiempo, fue un lugar abierto al público, solo así se explica su amplia piscina y las mesas y sillas de concreto que todavía se observan en otro espacio del casco.  Así como un cuarto de máquinas, grandes almacenes y bodegas, en donde se guardaban los productos que daba la tierra.

Enfrente de la casona todavía se aprecia lo que fue la iglesia, no muy grande pero con espacio quizás para unas 60 personas y, a simple vista se divisa un hueco en la pared principal, en donde estaban colocados los santos o imágenes principales a los que estaba dedicado el templo.

Más al fondo hay vestigios de otras cuatro casas pequeñas, pero que en su tiempo eran de las principales, pues sus paredes altas así lo muestran.

Para llega a Misnebalam hay que tomar la carretera a Progreso, y cuando se llega al puente de San Ignacio se dobla a la derecha en una carretera angosta y no muy cuidada que conduce a San Diego Texán y Sac-Nicté. Una vez que se agarra esa vía hay que avanzar cinco kilómetros hasta arribar al lugar.

Además de admirar e imaginarse el lugar en su esplendor, también se puede disfrutar de la sombra de árboles que han crecido por todos lados en el sitio.

No hay vigilantes y mucho menos habitantes en la zona, por lo menos desde el 2005, por lo que la recomendación es que vayan acompañados y lleven sus alimentos.

Existen algunas historias sobre Misnebalam, todas relacionadas con sucesos paranormales: una de ellas es el asesinato del dueño por ajuste de cuentas, pero el más conocido es el del niño “Juliancito”, que tras ser violado por un peón se ahorcó y su espíritu, dicen, ha sido visto en el poblado.

También se habla de un monje que aparece en la zona de la iglesia del lugar, sube al techo y abre los brazos. Se cuenta que se han escuchado voces y ruidos extraños, así como que se encienden las luces en las casas abandonadas.

Texto: Esteban Cruz Obando
Fotos: Luis Payán

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