Monumentos históricos en riesgo de caerse

El pasado lunes 8 de octubre (en la madrugada) se derrumbó el techo del templo de Nabalam, en el municipio de Temozón. Aunque afortunadamente fue durante un horario en el que no había personas, el hecho encendió las alarmas de las autoridades, principalmente del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y de la propia Iglesia Católica, que es la encargada de los templos religiosos.

El inmueble, que en el 2020 cumpliría 300 años, es uno de los 134 edificios de este tipo que tiene registros el INAH y que están en poder de los religiosos.
En Yucatán, hay registrados 1,269 inmuebles de los considerados Monumentos Históricos, de los cuales 699 fueron inscritos en el Decreto del 18 de octubre de 1982, que fue el primero de tipo.

Entre ellos se encuentran 134 inmuebles religiosos, encabezados por la Catedral del San Idelfonso, en el Centro Histórico de Mérida y las iglesias de los principales barrios de la capital yucateca.

A ello debemos de sumar, entre 4 y 6 inmuebles en las cabeceras municipales, que son considerados Monumentos Históricos del género civil, pues fueron construidos en el proceso de fundación de cada población importante.

Ahora bien, ¿Cuáles son las condiciones de cada uno de esos inmuebles? ¿Son aptos para el servicio religioso o civil? ¿Están por derrumbarse como pasó con el templo de Temozón hace un mes?

De acuerdo al delegado del INAH, el antropólogo Eduardo López Calzada, la restauración de estos inmuebles están a cargo de los posesionarios, en este caso la Iglesia, así como los gobiernos federal, estatal y municipal, que los usan como oficinas y, en su mayoría, como museos.

La parte que le toca a la Iglesia, el Obispo Auxiliar Pedro Mena Díaz informó que el Arzobispado de Yucatán no invierte recursos en las reparaciones, pese a que las autoridades federales se las tienen cedidas en comodato.

Los que sí invierten, dijo el ex encargado de la Comisión de Arte Sacro, son los feligreses que quieren conservar sus templos, las empresas o el mismo gobierno estatal o municipal, al que se le solicitan esas intervenciones.

“Es muy difícil que te diga cuantos templos tienen problemas en sus estructuras, ello porque constantemente estamos girando indicaciones a los párrocos para que revisen las instalaciones, principalmente el techo en donde el agua se almacena y provoca el reblandecimiento de los materiales”, explicó.

En ese sentido, entre las indicaciones que se les hacen a los sacerdotes es que no dejen que el agua se acumule y que arranquen las plantas que nacen en los techos y que maten las raíces.

“Como son edificios cuyo “techo respiran” no pueden poner impermeabilizantes, pintura o cemento, ya que eso evita que el agua se evapore y se seque. Lo cual, con el paso del tiempo pasa lo de Nabalam, que el techo se derrumbó. La indicación en este caso es colocar cal y polvo, lo que va tapando las grietas”, aclaró.

¿La Iglesia de Yucatán, el arzobispado, no invierte en las reparaciones, por lo que entiendo?

“No. Sólo en caso de que sea urgente, pero la obligación es de los sacerdotes hacer las gestiones entre sus feligreses, entre las empresas, los gobiernos, e incluso, con organizaciones internacionales. Hay mucha gente que le gusta cooperar con su templo”, festejó.

De acuerdo al prelado, la mayoría de los templos se puede decir que gozan de buena salud porque ha sido muy grande la aportación de los fieles de la comunidad, empresas y gobierno para recuperación de los templos.

“Como te digo, hay una variedad grande de iglesias y lo que nosotros hacemos es ir checando el deterioro de cada una de ellas, por la gracia de Dios se pudo rescatar una que para nosotros era la primera que se iba a caer, la de Tixméhuac, que ya presentaba tres tipos de problemas”, detalló.

Para ello, dijo, se tuvo un apoyo muy fuerte del gobierno y se pudo intervenir, se rescató y se volvió al culto, pues durante algún tiempo se tuvo que cerrar.

En ese sentido, son tres los inmuebles que ahora requieren intervención: Chacsinkín, Tixhualactún, por Valladolid y Chan Cenote, que está por Tizimín, que fue afectada por un rayo que cayó en su fachada.

“Una que quisiéramos rescatar, porque todavía está en culto y es una maravillosa, la de Petulillo, en Peto, está ubicada en una comunidad de pocas personas, pero el templo permanece con su bóveda original y su pila bautismal”, destacó.

El padre Mena Díaz recordó que la historia de Yucatán señala que hace más de 50 años se derrumbó la iglesia de Dzidzantún, hecho del que se tiene memoria porque al padre iba reportando las grietas que aparecían.

“También muchas fueron derrumbadas por las acciones bélicas de la Guerra de Castas”, afirmó.

Pero eso es difícil que pase ahora, excepción de los templos que están en lugares apartados, al que casi nunca van.

Aunque el INAH dice que son 134 inmuebles los que tienen carácter de Monumentos Históricos, el padre Mema Díaz aclaró que son más de 300, pero hay construcciones modernas, pero su deterioro, si es que lo tienen, se deriva de su antigüedad y los materiales que se usaron.

Lo que dice el INAH

El delegado del INAH, López Calzada, accedió a hablar con Punto Medio sobre el trabajo que la dependencia realiza, especialmente en el tema de la conservación de los inmuebles considerados Monumentos Históricos, entre ellos las iglesias.

“En el caso de los inmuebles que están bajo resguardo de dependencia de gobierno municipal, estatal o nacional, ellos son los responsables de intervenirlos. En el caso de los religiosos, los obligados son las asociaciones religiosas, o sea los arzobispados, obispos y organizaciones religiosas, pero lo que sabemos es que no le meten y piden apoyo al gobierno”, explicó.

¿Pero ustedes no hacen revisiones de los inmuebles?, se le cuestionó.

“Hay distintos mecanismos para ello, hacemos revisión aleatoria, atendemos muchas de denuncias y la mayoría de los casos, solicitudes de los responsables de los inmuebles o las instituciones solidarios del gobierno local, como las que se encargan de las restauraciones”, enfatizó.

Dijo que su dependencia se encarga del cuidado, celoso, de la conservación de los Monumentos Históricos del siglo XVI al XIX, y lo han hecho muy bien que en otros países reconocen el trabajo de poco más de 80 años.

Contrario al pasado, desde hace poco los trámites para las intervenciones en los inmuebles se han agilizados, empezando por solicitar los permisos en una ventanilla y debido a que se contrataron a más arquitectos para revisar los proyectos.

Este año, informó, se tienen unas 600 solicitudes para intervención de predios en Mérida, Valladolid, Tizimín, Izamal, Motul, Umán y Progreso, lo que es el doble de años anteriores.

“Los motivos son jurídicos, por la tenencia de los inmuebles y la seguridad pública, lo que ha motivado que muchos empresarios estén retornando al centro histórico en términos de rentabilidad económica y están invirtiendo mucho en recuperación de casas, para convertirlas en hoteles boutique y de renta en plataformas”, acotó.

El detonante turístico

Para el delegado del INAH, en Yucatán se debe trabajar en una política pública que privilegie la creación de productos turísticos que combine la conservación de los Monumentos Históricos.

“Esa debe ser la ruta, para diferenciarnos de Cancún y la Riviera Maya, y ofrecer otros atractivos a los visitantes que llegan a Cancún y de siete días sólo uno vienen a Chichén Itzá. Hay que ofrecer nuestras haciendas, cenotes y en menos medidas las playas, que las hay bonitas por la zona de Ría Coloradas y El Cuyo”, detalló.

Desde ese punto de vista, es altamente rentable, lo estamos viendo por el número de solicitudes para la intervención de casonas, haciendas y monumentos en Izamal, Valladolid y Tizimín.

Sobre los edificios, que no iglesias, que están en condiciones ruinosas, López Calzada dijo que son cuando mucho 30, de los cuales se intervinieron con apoyo del Ayuntamiento de Mérida, cuando el gobernador Mauricio Vila fue alcalde, 10 fueron intervenidos por particulares y 10 quedan todavía como riesgo para la población.

Texto: Esteban Cruz Obando
Fotos: E. Cruz / Isauro Chi/E. Hernández

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