Morado y verde

Por: Carlos Hornelas

El pasado 8 de marzo, día internacional de la mujer, el contingente más grande de mujeres tomó las grandes avenidas, monumentos y plazas del país. El morado y el verde ocuparon los espacios públicos totalmente. Columnas y columnas de mujeres avanzaron durante horas y su derrotero fue cubierto en vivo por diversos medios.

Al día siguiente, ni una mujer en esos espacios que habían ocupado antes. Primero, la abrumadora protesta, con consignas, cantos, pintas, partidos de futbol en la calle, gritos, llanto. Después, el silencio, la ausencia, el vacío.

Hay quienes recriminan, como el presidente de la república, los destrozos de las marchas, el daño a la propiedad pública. Pero hay que recordar que quien encabezó la “resistencia” en Reforma cuando pedía voto por voto no se caracterizó por su cordialidad, gentileza o diplomacia y su estancia duró solamente 48 días. Y con manifestaciones intermitentes en las que, a decir de él mismo, los infiltrados, los grupos de choque y sus adversarios eran los violentos.

No defiendo los daños materiales, mi intención es destacar que cuando se está en el poder algunos reclamos sociales parecen sentirse como acciones proselitistas en lugar de una expresión auténtica de frustración, hartazgo e impotencia.

De cualquier modo, ya sea en la estridencia abrumadora o en el silencio sobrecogedor con la ausencia de mujeres, las expresiones de su urgencia y necesidad se están agotando ante la poca sensibilidad e ineficacia por articular estrategias y políticas públicas para solventar su legítimo reclamo.

En esta ocasión han coincidido varios grupos que por décadas habían estado luchando cada cual en su parcela. Han canalizado sus fuerzas para articular al unísono un reclamo que las une, desde sus diferentes trincheras. Y lo mejor de todo es que no se les puede escamotear su protagonismo. Hasta ahora, venturosamente, no han permitido ni soslayado que partido político alguno o funcionaria se cuelgue la medalla. Enhorabuena.

Es por ello incomprensible que el primer mandatario les señale como “conservadurismo vestido de feminismo” y les reproche haber recibido mayor cobertura mediática que la que pudo tener en su plantón hace 13 años en Reforma con su “voto por voto”. ¿Qué manifestación es genuina ante los ojos del poder?

Ante el declive tendencial de su popularidad, tendrá que enfrentar muchos “adversarios” que salen a su paso constantemente: la inseguridad, el coronavirus, la baja del petróleo, la caída del peso, el incremento en la inflación y ahora, las mujeres con su conservadurismo.

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