Mandatarios y personalidades de todo el mundo reaccionaron ante la muerte del exsecretario de Estado estadounidense Henry Kissinger con una mezcla de elogios y críticas al hombre que siguió siendo una figura influyente durante décadas después de ser uno de los diplomáticos más poderosos de la historia del país.
Kissinger, que murió anteayer a los 100 años, fue elogiado como un hábil defensor de los intereses estadounidenses. Por otra parte, sobre todo en las redes sociales, se lo calificó de criminal de guerra que causó daños perdurables en el mundo.
“Estados Unidos ha perdido una de sus voces más confiables y características” en asuntos exteriores, dijo el expresidente George W. Bush, en un tono similar al empleado por muchos altos funcionarios retirados y en activo.
“Siempre he admirado al hombre que huyó de los nazis siendo un joven de familia ju- día y luego los combatió en el ejército estadounidense”, dijo Bush en un comunicado. “Más adelante, cuando fue secretario de Estado, su nombramiento siendo un antiguo refugiado re- fleja tanto su grandeza como la grandeza de Estados Unidos”.
Kissinger fue miembro del gabinete de dos presidentes, Richard Nixon y Gerald Ford, y dominó la política exterior del país cuando se retiraba de Vietnam y establecía relaciones con China.
Las críticas más fuertes a Kissinger, galardonado con el premio Nobel de la Paz por su papel en la negociación de una tregua en Vietnam en 1973, fueron en las redes sociales, donde abundaron los videos que celebraron su muerte.
La revista Rolling Stone publicó el titular, “Henry Kissinger, un criminal de guerra amado por la clase dominante estadounidense, muere por fin”.
En Sudamérica se recuerda a Kissinger como una figura crucial para sostener dictaduras militares sangrientas con el argumento de que frenarían el avance del socialismo en la región. Varios documentos han revelado su apoyo y el de Nixon al golpe de Estado que depuso al presidente de Chile en 1973. La dictadura del ge- neral Augusto Pinochet violó derechos humanos, asesinó a opositores, canceló elecciones, amordazó la prensa, suprimió a los sindicatos y disolvió los partidos políticos.
“Ha muerto un hombre cuyo resplandor histórico nunca pudo ocultar su profunda mise- ria moral”, escribió el embaja- dor chileno en Estados Unidos, Juan Gabriel Valdés, en X, an- tes Twitter.