Muerto el rey, ¡Viva el rey!

Santiago Pell
santiagopell2015@gmail.com

Alexander Zverev una vez más se dejó llevar por sus emociones y terminó tirando todo por la borda, se vio obligado a despedirse de las playas de Acapulco tras una serie de arranques de ira que provocaron que la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP) decidiera descalificarlo del torneo disputado, evaporando así la oportunidad de volver a ganar en el Abierto Mexicano de Tenis (AMT) y dejando una mancha que será difícil de borrar en su imagen ante el público general.

Fue este martes cuando en su partido de dobles, junto al brasileño Marcelo Melo, la molestia en Sascha fue acumulándose poco a poco por supuestas pelotas malas que los jueces cantaron como buenas. Al principio fueron solamente gritos, gestos de disgusto, intercambio de palabras con su compañero, etc., pero ya finalizado el encuentro tras caer en tres parciales, el alemán optó por golpear con su raqueta la silla del juez en repetidas ocasiones.

Alexander no tuvo un buen inicio de año, pues llegando como uno de los favoritos para hacerse del primer Grand Slam del año tras haberse impuesto en la Nitto ATP Finals, terminó eliminado en rondas iniciales del pasado Australian Open (donde también rompió su raqueta); respecto a eso su frase fue la siguiente: “no hay excusas, lo tengo que hacer mejor. Vine con el objetivo de ganar y tal vez ser el número uno, pero si sigo jugando así, no lo merezco, tan simple como eso”.

Dándole seguimiento a lo anterior, al llegar a México declaró en una entrevista que había estado reflexionando sobre lo sucedido en Melbourne, la final perdida en Montpellier, entre otras cosas, y que se sentía mucho mejor, feliz de estar de nuevo en el AMT, uno de sus torneos favoritos de todo el año donde siempre se le recibe como a ningún otro y donde goza de una fiel fanaticada.

Con lo sucedido, sus palabras van desapareciendo fantasmagóricamente y podrían provocar un sentimiento de desconfianza en sus seguidores, de ya no creerle sus palabras, de no comprarle tan fácilmente su guion porque sus actos continúan mostrando lo contrario. Puede ser el número tres del mundo, pero todavía no obtiene ningún torneo grande, su nombre ni siquiera está plasmado en la historia del tenis. Si a jugadores como McEnroe, Safin, Connors, hasta el mismo Federer, Djokovic o Nadal, jamás se les excusó o permitió ese tipo de actitudes, a él mucho menos.

La cuestión aquí es considerar si es suficiente la sanción de descalificarlo del ATP 500, pues tal vez no sea suficientemente fuerte para que Alexander entienda la gravedad de sus acciones. Es triste ver que una figura tan joven, tan talentosa, prometedora y tan querida por todo el mundo del tenis, se vea obligado a irse por la puerta de atrás en uno de los certámenes más emblemáticos del circuito a consecuencia de sus actos. Pero basta de llorar, sin más preámbulo, hagámonos a un lado y dejemos espacio para que otro ocupe su lugar. Habrá nueva corona en Acapulco, pues muerto el rey, ¡viva el rey!